IDEAS

Por muchos años de innovación, pesebre

Imagen del pesebre organizado este 2018 por el Ayuntamiento de Barcelona en la plaza de Sant Jaume  / JOSEP GARCIA

Ha transcurrido un largo tiempo, pero la polémica pública sobre el pesebre de la plaza de Sant Jaume recuerda a la institucional, privada pero mucho más enconada, que polarizó las posiciones alrededor de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos del 92. Deslumbraron el mundo y situaron a Barcelona en el cenit de la imaginación y la creatividad, pero CiU y los representantes conspicuos y obedientes de la Generalitat, no el que firma, se oponían con el mismo, colosal e irrebatible argumento que ahora usan los concejales del PP y C’s, acompañados en Twitter por una parte de la derecha recalcitrante independentista-tradicionalista: ridículo.

El pesebre municipal responde al espíritu transgresor de amplio espectro reafirmado en las ceremonias de apertura y clausura de los JJOO de Barcelona

El pesebre municipal responde el espíritu transgresor de amplio espectro reafirmado en las ceremonias. Es respetuoso, sugestivo, interpretable, cercano, nítido, festivo y religioso, bondadoso y entrañable, todo ello tras la frialdad formal. De un estilo que podríamos calificar como surrealismo popular. Contra la queja del arzobispo Omella,arzobispo Omella siempre tan moderado, el pesebre se entiende, y si a alguien le cuesta, encontrará a un vecino o familiar que le explique las figuras y su simbolismo. Clases gratis de religión en el ágora. El laicismo habría consistido en la exaltación de la fiesta pagana del retorno de la luz que el cristianismo fagocitó.

Barcelona no puede ni podrá competir jamás, hasta donde llega el jamás previsible, con las ciudades depositarias del gran legado artístico y capaces de financiar las mejores ofertas culturales. El territorio propio es el de las ceremonias, el de la innovación, pesebrista o no, definido por J.V. Foix con un solo verso, "me exalta lo nuevo y me enamora lo viejo".

A fin de 'desexaltar' a los reaccionarios y enamorar aún más a la gente normal, la buena gente sin prejuicios, es del todo recomendable visitar también el pesebre tradicional, popular y aristocrático del Museo Marès. Barcelona somos todos y son ambos pesebres. Buenas fiestas pues a todos, también a los trogloditas.

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