MIRADOR

La compra del patriota

La agonía del franquismo reverbera de forma caprichosa en las listas de empresas y de consumidores independentistas de la ANC

Olof Palme, primer ministro sueco, pide donativos en Estocolmo en octubre de 1975 en apoyo de la oposición antifranquista en España. Unos días antes, el 27 de septiembre, la dictadura ha fusilado a dos militantes de ETA p-m y tres del FRAP. 

El hombre no sabe -nunca lo sabrá- que 43 años después los independentistas catalanes harán listas de empresas, comercios y consumidores adeptos a la causa. El hombre lleva una hucha en la mano derecha y un cartelón en el pecho: "Para la libertad de los españoles". Tiene la frente ancha, la mirada diamantina, la sonrisa carnosa.

Un niño rubio con gafas, una mujer alta con gabardina, un joven de melena y pantalones acampanados observan al hombre a escasa distancia. Una curiosidad desenfadada dulcifica las miradas. Es el 3 de octubre de 1975 y Olof Palmeprimer ministro de Suecia y socialdemócrata carismático, pide donativos en un mercado de Estocolmo para ayudar a la oposición antifranquista en España.

Franco se muere y su dictadura agoniza con él. En su lento desfallecimiento, el régimen intenta conjurar su debilidad con un baño de sangre. Otro más. Entre el 28 de agosto y el 18 de septiembre de 1975, condena a muerte a tres militantes de ETA p-m y a ocho del FRAPLos consejos de guerra levantan una ola internacional de protesta.

La ONU y la Comunidad Económica Europea reclaman el indulto. La OTAN deplora las condenas. Las manifestaciones se suceden en numerosas ciudades europeas. Los sindicatos franceses e ingleses boicotean Iberia y otras empresas españolas.

Reacción franquista a la campaña internacional contra los cinco fusilamientos de septiembre de 1975.

El 26 de septiembre, el régimen indulta a seis condenados y el día siguiente fusila a los otros cinco en Barcelona, Burgos y Hoyo de Manzanares. La indignación se multiplica. Varias sedes diplomáticas españolas son atacadas. La embajada de Lisboa es saqueada e incendiada. Una docena de países llaman a consultas a sus embajadores en Madrid. México pide la expulsión de España de la ONU.

La dictadura responde a la presión internacional con una campaña de exaltación nacionalista de reverberaciones autárquicas. El 1 de octubre, organiza una manifestación en la plaza de Oriente de Madrid. Un Franco espectral, cadavérico, balbuceante, sale al balcón. Abajo, TVE cuenta un millón de personas: esto siempre ha funcionado así. Y grupos de falangistas empapelan las calles de Madrid y Barcelona con unas pegatinas con la bandera española y la consigna "No compres a quien te insulta. Compra nacional".