análisis

¿Quién quiere a Donald Trump?

Solo uno de cada tres votantes americanos piensa que el país va por el buen camino

Trump en un acto electoral en Chattanooga, Tennessee, el pasado domingo.

Referéndum o elecciones al Senado y al Congreso, ese es el dilema y lo que está en juego este martes en las urnas en EEUU. Solo uno de cada tres votantes americanos piensa que el país va por el buen camino. Si realizáramos esa misma encuesta a nivel mundial sería difícil encontrar ni siquiera a ese votante entre tres que se siente optimista. Pero estas elecciones a mitad de mandato son probablemente las que han despertado mas interés de la últimas décadas y aunque las encuestas digan que los demócratas podrían arrancar más votos, no está claro que vayan a darle la vuelta al Gobierno de un presidente esperpéntico.

Según los sondeos, los republicanos y Donald Trump pueden empezar a perder hoy la batalla. Mirando a la historia de estas elecciones a mitad de mandato, el partido del presidente en activo siempre suele perder escaños en el Capitolio. El diseño de la democracia en EEUU está pensado para que sin dar la espalda al Jefe de Estado, el partido de la oposición pueda controlarle. Pero antes de lanzar las campanas al vuelo y ver si finalmente los votantes empiezan a perder la confianza en un presidente que dirige apelando a sentimientos primarios, hay que recordar la historia de hace dos años, cuando ninguna encuesta daba ganador a Donald Trump y desde entonces asomado a la Casa Blanca, no ha parado de lanzar provocaciones contra los inmigrantes, contra los negros, contra las mujeres, contra los medios de comunicación y contra todos sus rivales políticos a los que considera radicales.

Descifrar un enigma

¿Quién quiere a Trump? La cuestión es si estas elecciones permitirán descifrar un enigma que no deja de sorprender y que consiste en saber si su elección, hace solo dos años, fue un error abismal o por el contrario confirman los peores presagios del giro directo al ombligo de la primera potencia mundial.  La campaña para llegar este martes a las urnas ha sido un buen ejemplo del dominio del espacio público por parte de un presidente ensimismado y autoritario, que ha logrado anular a su partido rival ¿Dónde están los demócratas? Desaparecidos desde la debacle de Hillary ClintonObama ha tenido que regresar al estrado para recordar que lo que está en juego es mucho más que unos escaños, mucho más que la deriva del país. Para Obama, como para buena parte de la opinión publica global, lo que de verdad está en juego es la manera de entender la democracia. Hablamos de la primera potencia del mundo, el espejo en el que acabarán mirándose tantos otros gobernantes, desde Filipinas a Brasil, sin olvidar a Europa.

Es cierto que estas urnas no están para votar el futuro de Trump. Estas elecciones acabarán eligiendo el Congreso, donde está la batalla y un tercio del Senado, donde los demócratas tienen poco margen para ganar. Pero en un país tan polarizado es lógico que a un lado y a otro acaben haciéndose solo una pregunta ¿Quién quiere a Trump? Si la respuesta, ya de madrugada, es que son menos que hace dos años será una buena noticia para EEUU y para nosotros.