El Consejo de Ministros ha aprobado el reparto de 40 millones de euros entre las comunidades autónomas comunidades autónomaspara la atención de menos no acompañados ('menas') que llegan a España. La presencia de estos jóvenes ha aumentado en los últimos meses hasta llegar a casi 12.000 en todo el país. Imposible olvidar las tristes imágenes de las comisarías de los Mossos convertidas en improvisados alojamientos sin las mínimas condiciones de higiene y cuidado.
Esos 40 millones son, sin duda, un avance importante, pero la solución a la problemática es compleja y debe ser abordada desde diferentes ángulos. Por un lado, es obligado tener en cuenta que hablamos de jóvenes que, en la mayoría de los casos, huyen de la pobreza o la violencia. También considerar que, a pesar de su corta edad, muchos de ellos llevan años buscándose la vida o ayudando a sus familias y que su principal objetivo es trabajar, ganar dinero, no ser internados en instituciones en las que no vislumbran un futuro. Tampoco hay que soslayar la posible conflictividad que pueden trasladar a las calles, más aún si al cumplir los 18 años dejan de estar al amparo del Estado y no tienen capacidades para ser autosuficientes.
Son necesarios recursos, como la partida aprobada por el Gobierno. Pero es importante trazar un camino que libre a estos jóvenes de la exclusión social. Formación y capacitación para el mercado laboral es el único camino para que ellos salgan adelante y toda la sociedad se beneficie de su esfuerzo y su ánimo.