ANÁLISIS

Los (valientes) cálculos de Valverde

Valverde, en la sala de prensa de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. / JORDI COTRINA

Antonio Bigatà

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Ernesto Valverde está cumpliendo las expectativas de resultados y manejo del equipo en este inicio de temporada, tanto en la Liga como en la Champions. Pero le cuesta quizá más de lo previsto la tarea de preparar los cimientos para una campaña que será larga y en la que necesitará recurrir al fondo del armario del Camp Nou para encarar la fase decisiva de abril y mayo del 2019.

Esas dificultades las está pagando con una primeras críticas susurrantes de los impacientes que, o bien lo quieren todo y ahora, o bien atienden a la vocación de ir generando toda la desazón posible –aunque las cosas hasta ahora vayan bien— porque consideran que este Barça no es suyo o no es de los suyos.

De entrada, todavía en septiembre Valverde ya ha conseguido tener un once titular claro y eficiente. Se acabó el planteamiento del año pasado, en el que disponía de diez hombres más o menos fijos y una undécima plaza para irla rotando en función de los adversarios, de las tácticas a desplegar o del estado físico o psicológico de la gente del

banquillo. Iniesta ha sido sustituido con solvencia por Coutinho, que cada vez va encontrando mejor su sitio y su papel, y Dembelé ya es el titular prácticamente fijo de la función número once después de arrancar la temporada con buen juego, espectacularidad y goles.

El problema es que la ocupación sistemática por Dembelé de esta última plaza no deja el hueco libre para el que la Liga pasada se turnaban Paulinho, André Gómes, Alcácer y Denis Suárez. El recurso al banquillo tiene que forzarlo Valverde estratégicamente, por su voluntad de hacerlo aunque a corto plazo no sea necesario, y tal vez a partir de aquella filosofía que yo ya denominé 'Jugar a Catorce': pensar desde antes del encuentro en las diversas fases que previsiblemente tendrá el juego y prever los 14 posibles titulares que se utilizarán para ello si no hay emergencias en forma de lesiones o de situaciones desfavorables en el marcador.

Cuidar a los relegados para ganar títulos

En esta fase de consolidación de un once titular los complejos cálculos que debe hacer técnico deben buscar que se mantengan en plena forma y sin desmoralizarse las figuras que ahora hay en la suplencia. Arturo Vidal, Artur, Semedo, pero también Malcom, Rafinha y Denis, pueden ser necesarios para conseguir el doblete Liga/Champions o el triplete que constituiría sumar a eso el tercer objetivo que es la Copa.

Y tengan en cuenta que a todo ello hay que sumarle otra necesidad añadida. Por si fuese poco trabajar para que se integre al modelo Arturo Vidal sin jugar siempre (un futbolista que por su perfil contrastado ya no es un 'hombre-a-ver-si-cuaja' como era André Gómes), el entrenador del Barça debe contentar la aspiración de quienes le exigen que alguna vez testimonialmente de entrada a la cantera, a los Aleñá o Riqui Puig, porque en caso contrario se lo echarán ásperamente en cara.

Ensayos y rectificaciones

Durante y después del partido en campo de la Real Sociedad Valverde encajó muchas críticas por ensayar una nueva fórmula de utilizar a los hombres del banquillo. Hizo lo que podríamos llamar la 'Rotación Inversa', es decir alineó inicialmente a algunos suplentes pensando que en caso de ir mal las cosas podría recurrir luego a los titulares para salvar el partido, tal como sucedió. Me pareció una prueba interesante, valiente y cargada de confianza en sus once indiscutibles.

Quiso medir la eficacia de Rafinha tras su excelente pretemporada, y verificar el estado de forma de Sergio Roberto como centrocampista. Si hubiese tanteado eso al final del encuentro, en los minutos basura o con el marcador ya decidido, no habría sido lo mismo. Ahora todos, y Valverde el primero, sabemos que Rafinha aún no progresa suficientemente y que Sergi Roberto ahora no rinde igual organizando que haciendo de carrilero.

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Los sustituyó y los titulares remontaron y ganaron los tres puntos. Tendría que existir más comprensión con la necesidad de que el técnico se arriesgue para conocer y preparar mejor al equipo de cara al futuro. Y se ha demostrado que él tiene más confianza (y más conocimientos) que sus detractores. Recuerde una cosa: sin personalidad y sin valentía no se puede triunfar en el Barça.

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