Dos miradas

Múltiples batallas

Sea por una batalla o por otra, el discurso independentista es, ahora mismo, hegemónico. Y tratar de argumentar alternativas es terriblemente complejo

Pedro Sánchez y Quim Torra, el pasado 22 de junio, en Tarragona. / EFE / JESÚS DIGES

En el frente del independentismo se libran muchas batallas. Y algunas son indiscutiblemente justas. Es de justicia aspirar a una sociedad más equitativa y solidaria, la defensa de la cultura y la lengua o la superación de un modelo patriarcal. Es de justicia rebelarse contra un PP que alentó la catalanofobia recogiendo firmas contra el Estatut. También contra una prisión preventiva abusiva y unos cargos en base a una violencia que no existió. Pero en el mismo campo de batalla encontramos un nacionalismo populista, mentiras solo soportadas por la propaganda y el egoísmo de tantos que han hecho del ‘procés’ su modus vivendi. Sea por una batalla o por otra, el discurso independentista es, ahora mismo, hegemónico. Y tratar de argumentar alternativas es terriblemente complejo.

El 9 de julio se reunirán Sánchez y Torra. Lo mejor que puede ocurrir es que sea el primer encuentro de muchos. Pero nada se puede descartar. Torra (Puigdemont) busca el conflicto permanente. Es una estrategia y son muchos los que la avalan. La España de Sánchez no será atractiva respondiendo a la Catalunya de Torra, porque esta nunca tendrá bastante ni se conformará. Solo seducirá con un discurso propio, que mire a Europa y a las causas justas, con un modelo particular y alternativo que resulte inapelablemente satisfactorio, justo e ilusionante. Para alimentarlo, buena parte de las batallas que se libran en el frente del independentismo sí son asumibles.