La nostalgia es un sentimiento del que, bromeando, Peter De Vries dijo que ya no es lo que era y que solemos vincular a la ausencia, a la pérdida o a la lejanía. La nostalgia está mal vista. Nadie de mi alrededor la aprueba y cuando me atrapa me dejan solo con ella. Nadie quiere sentirla porque dicen que es una sensación contradictoria que combina el placer de revivir o recordar y, a la vez, de entristecernos por la pérdida de algo que ya no volverá. Una comprobación agridulce que, de vez en cuando, a alguien como yo le gusta experimentar.
Lógicamente la nostalgia se agudiza entre quienes tenemos más años porque somos quienes acumulamos más referencias que perder; referencias que forman el álbum emocional de nuestra vida. Cada vez que desaparece una siento como si de ese álbum cayera un cromo valioso. La desaparición de locales, publicaciones y personas nos remite a esa parte ingrata de la nostalgia. En los últimos años, en Barcelona, han ido desapareciendo muchos de esos lugares o iconos que nunca pensé que desaparecerían.
La última ha sido la revista de cine 'Fotogramas', una publicación que desde 1947 se editaba en Barcelona y que ahora ha cerrado su redacción para trasladarse a Madrid. Con ello va a perder el espíritu de fuerte vinculación con Barcelona. Como echaré de menos sus firmas y sus míticas secciones ¡Ay Míster Belvedere! Es una pérdida más a las ya habidas como la maravillosa tienda Vinçon, o la sastrería Groc del añorado Toni Miró, la revista 'Interviú' y tantas y tantas salas de cine que ya no están y que solo las recordamos los propensos a la nostalgia.
Siento mucho el traslado de 'Fotogramas' y quiero mandar un agradecido abrazo a Toni Ulled, su director, hijo de Elisenda Nadal y Jesús Ulled, dos maravillosas personas que dotaron durante muchos años de un espíritu muy especial a la mejor revista de cine de España. A ellos les digo lo mismo que el chico le dice a la chica en 'Memento': Nunca me acordaré de olvidarte.