Dos miradas

Guillem Agulló

Dejen que hoy me conmueva. Este miércoles, se cumplen 25 años del día en que un grupo de cinco neonazis asesinó, en Montanejos, Castellón, a Guillem Agulló

Algunas de las pegatinas neonazis que han aparecido este fin de semana en Reino Unido. 

Lo dijo hace unos días Josep Maria Esquirol en el CCCB: "El humano es aquel que puede ser conmovido". Dejen, pues, que hoy me conmueva. Este miércoles se cumplen 25 años desde que un grupo de cinco neonazis asesinó, en Montanejos, Castellón, a Guillem Agulló. Fue un ataque premeditado y salvaje de un grupo de energúmenos armados que formaban parte de un pelotón que, tras apalear a Agulló, que tenía solo 18 años, le arrinconaron hasta que Pedro Cuevas, el asesino convicto, le dio una puñalada en el corazón. Después, entonaron el 'Cara al sol' y saludaron a la manera romana.

Me conmuevo, sí, y no solo por la brutalidad del ataque, por el odio que destila, persistente, sino porque el asesino, condenado a 14 años de prisión (porque el tribunal dijo que se trataba de una pelea entre jóvenes), solo cumplió cuatro, y luego continuó militando activamente a la extrema derecha y volvió a ser detenido -Operación Panzer contra el Frente Antisistema- y fue absuelto porque las pruebas -del arsenal de su odio- se dañaron. Y cada año, en un día como el de mañana, la familia de Agulló, sus padres íntegros y dignos, reciben llamadas amenazadoras y pintadas que recuerdan la infamia nazi.

Conmovido por la pervivencia de la memoria antifascista que conmemoramos. Y por todos aquellos que, como Agulló, son humanos ante la barbarie. "Ninguna agresión sin respuesta", como canta Obrint Pas. La respuesta del coraje democrático.