Dos miradas

Soy anticatalán

La derecha extrema no necesita diseños simpáticos, originales o exclusivos, y no compra camisetas, ni tazas, ni fundas de móvil, ni banderitas de bolsillo. Lo tienen tatuado en la piel

Aznar en València durante su intervinción en la clausura de Ideasfaes València. / Miguel Lorenzo

Suerte que lo anuncian como si se tratara de una web de bromas pornográficas o de despedidas de soltero, porque, si no, nos enviarían directamente a la hoguera, pasando antes por la trepanación. Dice esta web de "diseños simpáticos, originales y exclusivos" que "nuestra única intención es una vuelta de tuerca sarcástica, sin ánimo de promover el odio ni ofender a nadie". Suerte que no incitan al odio y que lucir en una camiseta (o en una taza, en una funda de móvil o en una banderita de bolsillo) el lema "Yo soy anticatalán" es fruto de la "creatividad participativa". Me han quitado un peso de encima y casi estoy a punto de comprarme uno de los productos si no fuera porque son feos con ganas. Y lo digo sin ningún ánimo de promover el odio, solo como experiencia estética.

Esta, sin embargo, es la anécdota. La categoría la firma un personaje como Aznar, sin atributos de odio - visibles, quiero decir -, que avisa de una "realidad que tendrá una traducción histórica implacable" y que "Cataluña necesita el remedio de la ley". Atento el pelotón: el "sólido sentido nacional" con el que España ha evitado la insurgencia no implica todavía una victoria, como diría la FFF, "justa y merecida". Aznar apuesta por una auténtica campaña de demolición. Esta derecha extrema no necesita diseños simpáticos, originales o exclusivos, y no compra camisetas, ni tazas, ni fundas de móvil, ni banderitas de bolsillo. Lo tienen tatuado en la piel. Anécdotas y categorías.