Editorial

La cancelación de la Barcelona World Race

La multiplicidad de reproches tras la cancelación de la cuarta edición de la Barcelona World Race nos da una idea del posible reparto de responsabilidades

Una imagen de la Barcelona World Race, en la edición 2014-2015, en la ciudad.

La multiplicidad de reproches tras la cancelación de la cuarta edición de la Barcelona World Race nos da una idea del posible reparto de responsabilidades ante una noticia que afecta, sin duda, a la marca Barcelona. El patronato de la Fundación Navegación Oceánica de Barcelona canceló este jueves la regata de vuelta al mundo a vela –que debía iniciarse el próximo 12 de enero– con dos tripulantes y salida y llegada en el puerto barcelonés. El comunicado del patronato también detalló en varios frentes las causas múltiples que han provocado su decisión, al aludir al clima de «indefinición institucional», la «falta de estabilidad política» y un «cambio de criterio» en cuanto a patrocinios de Hacienda, en este caso al limitar las deducciones fiscales para acontecimientos de especial interés público. En definitiva, una tormenta perfecta para alejar a patrocinadores imprescindibles y hacer naufragar una competición de esta magnitud.

La decisión ha desencadenado un carrusel de críticas que se explican en clave electoral y política, a un año de las municipales y con la convulsión del 'procés'. Pero el dato, según ha detallado el socialista Jaume Collboni, es que la Barcelona World Race, que nació con el PSC en el Ayuntamiento, tiene un impacto de 23 millones de euros. Es por ello que deberían hacerse todos los esfuerzos posibles para recuperar a esos patrocinadores que hoy han dado la espalda a Barcelona. Aunque ello resulte tarea ardua por la inestabilidad política que sacude a Catalunya.