Dos miradas

Autoritarismos

Las togas huelen a revancha, las cloacas de uno y otro lado se desbordan y Puigdemont nos quiere instalados en el agravio permanente... Ampliemos la mirada. Hay vida, épica y utopías más allá del búnker

Apoyo a Carles Puigdemont en las inmediaciones del Parlament. / CARLOS MONTANYES

Estamos en la lógica de la batalla. Dos bloques enfrentados. Dos autoritarismos. La cerrazón, el desprecio del PP impulsó el independentismo y judicializó el conflicto político. Los líderes del ‘procés’, absortos en una dinámica que no podían frenar sin ser acusados de traición, quisieron imponer a toda la población una opción que solo era de la mitad. Lo hicieron sabiendo que había anhelo, pero no ruta. Y que, al fin, solo estaba el abismo. Hay hombres en prisión sin haber sido juzgados. Hay criminalización de partidos que se opusieron a la DUI. Las togas huelen a revancha, las cloacas de uno y otro lado se desbordan y Puigdemont nos quiere instalados en el agravio permanente.

En el autoritarismo de los bloques solo hay agravios, indignación y tristeza. Pérdidas y más pérdidas. ¿Cómo salir de las trincheras? Más allá de los insultos y los reproches mutuos, hay otras voces. Otros gritos. Incluso, el eco de un clamor que pobló las calles el pasado 8 de marzo. ¿A qué viene ahora el feminismo? A todo. A apostar por el diálogo, la solidaridad y la colaboración y no por la imposición. A respetar y valorar la diversidad. A crear movimientos de confluencia para romper compartimentos que solo debilitan. A buscar aliados más allá del Ebro entre tantos ciudadanos que también anhelan otra sociedad. Más justa, más abierta, más respetuosa y más equitativa. Ampliemos la mirada. Hay vida, épica y utopías más allá del búnker.