Editorial

Alta tensión por las obras de Sijena

Hay que dejar actuar a la Justicia y combatir por las piezas artísticas en los tribunales

Una de las cajas sepulcrales de Sijena que custodia el Museu de Lleida. / RAMON GABRIEL / DEFOTO

Un enrevesado proceso judicial y un error del Gobierno en un tema tan sensible como es el patrimonio cultural amenazan con convertir en un grave problema el pleito sobre las obras del monasterio oscense de Sijena custodiadas por el Museu de Lleida. Desde la medianoche del domingo al lunes la Guardia Civil puede entrar (usando la fuerza, si es necesario, por orden del juez) en el museo para llevarse las 44 obras. Hay hasta cuatro recursos en marcha, pero la concatenación de festivos y lo enrevesado del caso hacen que sea impredecible qué pasará a partir del lunes. Para acabar de complicar el asunto, en Lleida se está larvando una resistencia a la entrada  de la Guardia Civil. Mireia Boya, cabeza de lista de la CUP por Lleida, ha llamado a defender las obras con resistencia pacífica «como se defendieron las urnas el 1-O».

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En plena recta final hacia el 21-D, el traslado de las obras a Sijena amenaza con exasperar los ánimos de una campaña ya de por sí de alta tensión. Si la decisión del ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, de permitir el traslado de las piezas sin esperar a una sentencia firme (actuando como 'conseller' de Cultura en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución) ya fue desafortunada e innecesaria, la resistencia a la orden del juez sería una pésima decisión. Las heridas del 1-O aún duelen como para arriesgarse a que se repita algo parecido en Lleida.  Hay que dejar actuar a la Justicia y combatir por las obras en los tribunales.