IDEAS

'The Room' y el fin de la tontería

Una escena de ’The Disaster Artist’, de James Franco.

Esta Navidad se estrena 'The Disaster Artist', la maravillosa comedia de James Franco sobre el rodaje de 'The Room' (2003), considerada "la peor película de la historia". Adoro la película de Tommy Wiseau. Quizá todo en ella esté mal, pero vuelvo a verla continuamente. La disfruto siempre, la recomiendo, sigo comentándola con mis amigos y, en cuanto puedo, escribo sobre ella. Al final, sacudiéndome los prejuicios y la tontería, he llegado a la conclusión de que es una de mis películas favoritas. Como también debe serlo de la infinidad de fans (entre ellos, Edgar Wright, Guy Maddin, Kristen Bell y Eric Wareheim) que la han convertido en la 'cult movie' más importante de este siglo. 'The Room' supone un antes y un después en el cine de culto. Es un título clave para entender el cambio en la era de internet de la forma de reivindicar esas películas que –por raras, imperfectas, difíciles de descifrar o inesperadas– nacen en los márgenes pero son tan valiosas como otras consideradas incontestables.

Acercarnos a esas películas de culto creyéndonos mejores que ellas es no haber entendido nada

'The Room' es fascinante. Igual que tantas otras películas de culto, nos interpela de maneras inesperadas, nos seduce desde lugares habitualmente mal vistos (el accidente, el error) y lanza preguntas que nos retan: si es tan terrible, ¿por qué nos gusta tanto? ¿Qué entendemos por buenas y malas películas? ¿Qué mecanismos esotéricos activa el cine para engatusarnos? Ojalá todas las películas perfectitas pero olvidables que nos tragamos al año nos movieran así.

Por todo ello, soy altamente sensible a ciertos comentarios y artículos que, a raíz de 'The Disaster Artist', han empezado a aparecer sobre 'The Room' y el cine que representa. Son esas interpretaciones desde la arrogancia, el cinismo y la socarronería, cosas que no pueden tener menos que ver con el cine de culto. Acercarnos a esas películas creyéndonos mejores que ellas es no haber entendido nada. Si tienes la suerte de no haber visto aún 'The Room', no cometas el error de ponértela para reírte de lo mala que es (los prejuicios y la tontería que antes decía). Sería desperdiciar la ocasión de disfrutar más y mejor de un filme, de un cine, tan valioso como los que pasarán oficialmente a la historia.