Ya se ha producido la primera chufla, rechifla, sarcasmo o cachondeo sobre la amenaza de intervención a TV-3. La han escenificado en 'El intermedio' (La Sexta). Un interventor, o comisario 'chef rédacteur', instaló su mesa en el plató, con la foto de Felipe VI en lugar prominente, más las banderas de España y de la UE. Mantuvo una breve conversación con Wyoming, dándole las órdenes oportunas, y mandó a los escenógrafos que colocasen paneles como fondo de pantalla, dibujados con toros de Osborne rampando sobre campo de banderitas españolas. O sea, se confirma lo que advertí en esta columna: la amenaza de intervención o asalto a TV-3 sería una barrabasada, un disparate, que solo tiene la ventaja de poder disfrutar de las punzantes y divertidas bromas de los programas de humor. Supongo que 'Polònia' también construirá esta noche un buen 'sketch' al respecto.
He recibido más de dos centenares de comentarios en la web de EL PERIÓDICO, la mayoría reprochándome que, llevando años denunciando la deriva partidista, y muchas veces sectaria, de TV-3 me haya posicionado en contra de su intervención. Son los únicos comentarios que atiendo: los de ustedes, los lectores. Debo decirles que me reafirmo en mi posición: a TV-3 no hay que intervenirla, hay que refundarla que es una cosa distinta. Y desde luego es disparatado pensar que una brigada de comisarios mandados por el actual Gobierno español vaya a recobrar la pluralidad y la fiabilidad informativa que TV-3 ha perdido. Los mismos que tienen intervenida TVE, y que la han transformado en el aparato de propaganda del PP -cosa que he denunciado aquí también en innumerables ocasiones- no tienen la más mínima legitimación ni autoridad para llevar a cabo semejante operación. Sin ir más lejos, y para poner solo un ejemplo, el pasado lunes día 23, los propios Consejos de Informativos de RTVE hicieron pública una nota que decía: «Subrayamos la paradoja que supone querer intervenir TV-3 para 'garantizar la información veraz, objetiva y equilibrada, respetuosa con el pluralismo político', cuando en RTVE no se está cumpliendo dicho mandato». La diferencia entre TVE y TV-3 es que los trabajadores, los periodistas de TVE, protestan, se rebelan, se indignan con comunicados públicos. En TV-3, su silencio acomodaticio muy pronto les pasará factura.