EDITORIAL

Innovación educativa para todos

Para consolidar y expandir, más allá de las élites o centros privilegiados, el modelo de la innovación pedagógica es necesaria la implicación de toda la comunidad educativa

Alumnos de sexto de primaria del colegio Magraners de Lleida durante una actividad escolar. / RAMON GABRIEL

Los nuevos métodos educativos, principalmente en la enseñanza primaria pero también en la secundaria, han irrumpido con fuerza en los últimos años. La metodología aplicada en centros privados como los de los jesuitas y, entre otras, la innovación propuesta por la plataforma Escola Nova 21, que ya cuenta con cerca de 500 centros integrados en su red, ha revolucionado la manera de enseñar y aprender, más centradas en la adquisición del aprendizaje competencial que no en una anticuada repetición de clases magistrales. Esta renovación educativa, sin embargo, no es patrimonio exclusivo de determinadas élites o de privilegiados.  

Combinando la necesidad (desde la imposibilidad de comprar libros a los elevados índices de absentismo), el afán por superar el fracaso escolar y una decidida voluntad de reforma, en centros de máxima complejidad socioeconómica, lejos del foco mediático, también se dan pasos, desde hace tiempo, para enseñar de forma diferente. Acuciados por una labor que exige a la escuela, en muchos casos, el papel supletorio de un entorno familiar vulnerable, introducen un concepto de estimulación pedagógica que convierte al centro en una atractiva «experiencia con significado», como afirman los expertos. Para consolidar y expandir el modelo es necesaria la implicación de toda la comunidad educativa y del barrio, en un intento modélico de entender la educación no solo como vía de integración sino como esperanza para un futuro mejor.