Dos miradas

No cuadra

Sueldos que no llegan a los 1.000 euros y alquileres de pisos superiores a 800 euros al mes, ¿cómo se cuadra eso?

Oferta de pisos de una inmobiliaria del Eixample de Barcelona. / RICARD CUGAT

Sueldos que no llegan a los 1.000 euros y alquileres de pisos superiores a 800 euros al mes, ¿cómo se cuadra eso?

Un informe elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona arroja las cifras de los perdedores de la crisis. Un tercio de los trabajadores tiene un sueldo que roza o está por debajo de los 1.000 euros. Si hablamos de los menores de 30 años, la cifra es aún más alarmante: un 64,7%. Por otro lado, ya solo un 5% de las viviendas de alquiler anunciadas en la ciudad está por debajo de los 800 €.

¿Qué alternativas tiene un joven en Barcelona? ¿Eternizarse en casa de los padres? Compartir piso hasta… ¿cuándo? ¿Liarse con su pareja -imposible lanzarse en solitario con esos sueldos- y comprar una vivienda? ¿Cuántas décadas de hipoteca le quedarán por delante? Siempre podrá abandonar la ciudad, por supuesto. Y, con su marcha, con la deserción de ellos, de esa mayoría de jóvenes que son el magma de Barcelona, cambiará irremediablemente el tejido de la ciudad. Los servicios, los comercios, la vida cultural y, sin duda, el sesgo ideológico.

Como en todas las batallas, unos pierden y otros ganan. Aunque se insiste en declarar el final de la crisis económica, buena parte de los ciudadanos sigue habitando un territorio hostil. Mientras, las grandes empresas han recuperado sus beneficios y ciertos intereses empresariales se esfuerzan en configurar una ciudad para turistas y pudientes. A ellos sí les cuadran las cuentas.