DOS MIRADAS

Matafascistas

Los ultras, por definición, maldicen la inteligencia y, sobre todo, la sonrisa

La joven Saffiyah Khan se encara con uno de los meimbros del grupo británico de extrema derecha Liga de Defensa Inglesa (EDL), en su siglas en inglés, en Birmingham el pasado 8 de abril. / AP / JOE GIDDENS

Por definición, los ultras son unos energúmenos. A la mínima te saltan a la yugular y empiezan a vociferar y a levantar sus banderas y sus escudos y su mierda de reverencias cuaternarias. Se les hincha la vena de la sien y sus ojos se enrojecen con el color de la rabia y del desprecio.

Los ultras, por definición, maldicen la inteligencia y, sobre todo, la sonrisa. Ya sabemos que para derrotarlos no hay nada como los tanques de la División Leclerc, pero también existen otros mecanismos. A ellos les enfurecen.

Opinión exprés

No pasarán

Emma Riverola

Escritora

Woody Guthrie plantificó en su guitarra un grito de guerra que decía así: "This machine kills fascists". Pero la máquina no era una pistola, por supuesto, sino un objeto de madera con cuerdas  del que salían canciones para derrotarlos. Los fascistas no morían, pero se enfurecían y se les hinchaba la vena de la sien, porque no hay estrategia posible ante el desafío de una canción.

Sonrisa contra el odio

Saffiyah Khan, esta joven británica de origen paquistaní y bosnio, hizo lo mismo con su sonrisa. En lugar de guitarra, se rio del fascista en su mismísima cara. Sin sobresaltos, sin aspavientos. Una sonrisa que también lleva implícita la superioridad moral ante la violencia y el odio. Una sonrisa altiva y poderosa que también mata fascistas, como la guitarra de Guthrie, o que al menos los deja un poco más turulatos, indefensos, sazonándose en sus propias heces.