Pocas celebraciones populares reúnen tanta historia y resumen con mayor fidelidad los avatares de los tiempos como la Festa Major de Gràcia, que celebra su 200 aniversario. A lo largo de dos siglos, la vila que fue anexionada a Barcelona hace 120 años ha mantenido su idiosincrasia y sus raíces tradicionales, rurales en su origen y menestrales, aun a pesar de los innumerables cambios que se han producido en las costumbres y en la manera de entender la fiesta. Antigua y renovada a través de décadas, solo ha dejado de celebrarse en contadas ocasiones, como en la Setmana Tràgica y durante la guerra civil. Una veintena de asociaciones, con 22 calles engalanadas y una fundación que vela por la genuinidad del evento, certifican que Gràcia, en la semana grande de la Virgen de Agosto, se convierte no solo en un reclamo para barceloneses y turistas, sino sobre todo en un punto de referencia de la efervescencia ciudadana, de la vitalidad del movimiento vecinal. Un ejemplo de continuidad que se refleja en el cartel del bicentenario: una auca de resonancias ochocentistas que entronca con el pasado y se abre al futuro con referencias al presente, y que empieza el próximo lunes con el pregón de la pareja formada por Agnès Busquets y Roger de Gràcia. Como ya ha ocurrido en los últimos años, es de desear que la fiesta transcurra en un clima de civilidad y en un entorno lúdico en el que se aúnen el deseo de disfrutar de las calles y el respeto de las normas de convivencia.
Editorial
Las fiestas de Gràcia cumplen 200 años
El barrio es un punto de referencia de la vitalidad del movimiento vecinal barcelonés
Vecinas de Verdi trabajan en la decoración de la calle, la semana pasada. /
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