Kim, el casamentero de Trump y Xi

Frente a la perspectiva de que el imprevisible Kim Jong-un acelere su marcha hacia el abismo nuclear, el pragmatismo chino tiende la mano a Washington

El líder norcoreano, Kim Jong-un, en un desfile militar en Corea del Norte.  / WONG MAYE-E

Encerrado en su paranoia de confabulaciones y conjuras, Kim Jong-un se dirige sin saberlo a convertirse en el casamentero de Donald Trump y Xi Jinping, el matrimonio de conveniencia necesario para poner fin de forma pacífica a la creciente amenaza de Corea del Norte. China, principal valedor del régimen creado en 1948 por Kim Il-sung, abuelo del actual líder, está furiosa con su díscolo vecino y se acerca cada día más a la conclusión de que no es posible un entendimiento con él. Frente a la perspectiva de que el imprevisible Kim Jong-un acelere su marcha hacia el abismo nuclear, el pragmatismo chino tiende la mano a Washington.

Pekín teme no solo el salto al vacío del acorralado Kim, sino también la creciente presión de los sectores más beligerantes de Estados Unidos contra las continuas provocaciones del régimen norcoreano. El lunes el presentador de Fox News Eric Bolling preguntó a los panelistas del programa The Specialists si no es hora de “lanzar un ataque nuclear preventivo” contra Corea del Norte. “¿Vamos en poner en riesgo Los Ángeles?”, se preguntó al comentar los recientes ensayos de misiles balísticos norcoreanos, realizados pese a la reiterada prohibición de Naciones Unidas.

LA HISTORIA SE REPITE

Al igual que el deterioro de las relaciones con la Unión Soviética llevó a Mao Zedong a jugar la carta de EEUU, lo que facilitó el ingreso de la República Popular en Naciones Unidas en 1971 y el viaje a Pekín del presidente Richard Nixon al año siguiente, Corea del Norte puede originar una nueva era de entendimiento estratégico entre las dos híperpotencias. En 2011, con ocasión del 40º aniversario de su viaje secreto a Pekín como consejero de Seguridad Nacional para preparar el de Nixon, el entonces consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger advirtió contra los desastres que traería la competencia militar entre China y EEUU e hizo un llamamiento a la cooperación entre los dos países “para preservar la paz mundial”.

Una tras otra, Kim Jong-un se cierra todas las puertas hacia una salida negociada a la inestabilidad que desata su empecinamiento nuclear. Despreció la rama de olivo que le tendió el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, nada más asumir la jefatura del Estado en mayo pasado.  Moon, el primer liberal que llega a la presidencia tras una década de gobiernos conservadores, se declaró dispuesto a viajar al Norte y realizar todos los esfuerzos necesarios para preservar la paz en la península coreana. El “horrible maltrato” de Otto Warmbier por sus torturadores norcoreanos, según han dicho los padres al anunciar la muerte del joven, y el asesinato captado por las cámaras de seguridad del aeropuerto de Kuala Lumpur de Kim Jong-nam, el hermano disidente del líder, agravan la animosidad mundial contra el régimen de terror establecido en Piongyang. La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y todas las organizaciones internacionales de Derechos Humanos le condenan sin paliativos.  

ES PRIORIDAD

“Corea del Norte será la prioridad de las conversaciones”, declaró el lunes la subdirectora de Asia-Pacífico en el Departamento de Estado, Susan Thornton, al anunciar primer diálogo EEUU-China sobre seguridad y diplomacia. Este diálogo se acordó durante la entrevista que mantuvieron Trump y en Florida el pasado abril.

Tal vez en esa reunión comience a verse el final del “problema más peligroso” que Obama dijo dejar a su sustituto. A veces los matrimonios de conveniencia funcionan mejor que los logrados por amor.