Cinco notas sobre Pedro Sánchez

Pintar al flamante secretario general del PSOE de "peligroso izquierdista" le ha beneficiado más que perjudicado

Pedro Sánchez vota este domingo en su agrupación del PSOE, en Pozuelo de Alarcón (Madrid). / periodico

JOAN TAPIA

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El triunfo de Pedro Sánchez sólo sorprende por su contundencia: 10 puntos de ventaja sobre su rival y victoria en todas las comunidades autónomas, salvo Andalucia y Euskadi, feudos lógicos de Susana y Patxi. Hoy destacaré cinco razones de este resultado.

UNO: TENACIDAD.

Quizás exagera Josep Borrell al decir que estamos ante una resurrección “que será estudiada por las ciencias sociales y en las 'bussines school', pero no hay duda que muestra el coraje, la tenacidad y la ambición que marcan al personaje. Ya quería liderar el PSOE en el 2014, cuando muy pocos le conocían, y logró vencer a Eduardo Madina. Quiso ser presidente en el 2016 -pese a encabezar el segundo partido- y para ello intento aliarse con C's y Podemos. No lo consiguió... pero no desistió. Y tras ser derrocado el 1 de octubre emprendió -abandonado por muchos de los suyos- una larga y dura cuesta arriba para recuperar el liderazgo. Si la tenacidad es la clave, será presidente de Gobierno.

DOS. CAPITALIZAR EL MARTIRIO.

En política, casi todo es discutible. Permitir o no la investidura de Rajoy lo era. Pero imponerla a costa de partir el partido por la mitad, contrariando el deseo de mucha militancia y del electorado progresista, en lo que se percibió como un “golpe de estado de un sargento chusquero”, fue un grave error. E indicó que el sargento tenía pocos reflejos. A partir de ahí, Sánchez supo enfundarse la imagen de mártir por haber buscado una alternativa a la derecha. No es exacto al 100%, pero los mitos son parte de la política.

TRES. MALA CANDIDATA CONTRARIA.

Sánchez intentó el gobierno del cambio y se ha reafirmado. La candidata contraria -el sargento- sólo ha sabido ostentar el apoyo del aparato. Un diario que la ha apoyado la entrevistó el viernes y sólo pudo titular: “La obligación de un secretario general es unir al partido” y “Quiero un PSOE de amplias mayorías”. Dos obviedades estériles. La candidata demostraba una vacuidad total. ¿Por qué la apoyaron políticos responsables y rodados?

CUARTO. APROVECHAR LA PROPAGANDA CONTRARIA.

La derecha y parte del PSOE han pintado a Sánchez como un peligroso izquierdista. Y esta descalificación le ha beneficiado ante una militancia irritada y dolida por la política anterior que ni Zapatero ni Rubalcaba supieron explicar y defender. Sánchez es un pragmático que se entendió con Rivera y que sabe que debe pactar con la realidad. Decir que “podemiza” es ocultar que Iglesias, los independentistas y el PP votaron contra su investidura. Atacarlo por ahí es una injusticia y posiblemente una sandez, pero le ha beneficiado más que perjudicado.

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CINCO. EL “BUSINESS” NO CREE A LA DERECHA.

Predecir es arriesgado y Sánchez va necesitar inteligencia, observar lo de Macron en Francia, y mucha cautela pero su elección no ha generado, de momento, ningún pánico financiero. Ayer la bolsa subía con cierta fuerza. El Ibex no suscribe el pensamiento mágico de la derecha o la izquierda: que Sánchez es reticente a la UE y la economía de mercado. Eso sí, Rajoy sufrirá más. 

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