Las políticas públicas

Cooperación: una nueva etapa

El plan del Govern para el 2017 permitirá potenciar y canalizar mejor la ayuda que prestan las asociaciones

Mujeres organizadas en cooperativas en Cisjordania con las que coopera la oenegé catalana Suds. / SUDS

La cooperación catalana tiene un prestigio reconocido por su constante lucha en favor del desarrollo, la paz y los derechos humanos. El ejemplo de este compromiso han sido siempre las decenas de entidades y organizaciones que, con valentía y determinación, contribuyen a hacernos presentes donde podemos ser más útiles.

Sin embargo, este impulso cívico no siempre ha recibido el apoyo de una política pública que estuviera a la altura. Una política pública pensada a largo plazo, que estructurase el sector, que le facilitara proyección y ampliara su alcance. Hoy el Govern responde a esta demanda del mundo asociativo. La aprobación reciente de los nuevos presupuestos de la Generalitat nos permite romper la dinámica reduccionista de los últimos años y revertir las políticas de recortes, que tan negativamente habían afectado a la cooperación catalana. Es el momento de potenciar nuevamente la inversión y reforzar la estructura del sector.

UN 65% MÁS DE INVERSIÓN TOTAL

En este sentido, el Pla de Cooperació 2017, presentado hoy al Parlament, incrementa la inversión total en más de un 65% respecto del año anterior. En cinco líneas de actuación, el plan quiere promover la igualdad de género, fortalecer la seguridad humana, avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, mejorar las capacidades de los actores de cooperación catalana y ampliar el concepto de ayuda oficial al desarrollo de manera que abarque otros territorios que hasta ahora no se contemplaban.

La cooperación debe ser sostenida en el tiempo  para garantizar su eficiencia

Entendemos que la cooperación debe ser sostenida en el tiempo para garantizar su eficiencia. En este sentido, creamos una nueva convocatoria para programas a largo plazo, un instrumento pensado para proyectos plurianuales que requieren una cooperación más estable y que permitirá que las entidades trabajen con más seguridad y con ciclos largos, para facilitarles el desarrollo de actuaciones realmente efectivas y transformadoras sobre el terreno. Justamente, el plan se organiza en seis zonas de actuación: el Mediterráneo, respondiendo a la crisis de refugio; Marruecos, con respecto a la gobernanza pública; Mozambique, impulsando la salud global; Senegal, empoderando a las comunidades locales en materia social; Centroamérica, en la lucha contra la violencia; y Colombia, en la gestión del periodo posconflicto armado.

AL SERVICIO DE LOS DERECHOS HUMANOS

La cooperación catalana, pues, mediante este plan podrá canalizar su vocación de colaboración, reforzando los sectores donde Catalunya puede contribuir con más pericia: igualdad de género, paz, procesos de democratización y gobernanza, memoria histórica, salud, planificación urbana y lucha por los derechos humanos. En definitiva, construimos los cimientos de una nueva política pública de cooperación. Unos cimientos que nos han de permitir fortalecer, planificar y empezar a construir una política de cooperación de país, al servicio de los derechos humanos y de aquellas personas y colectivos que, en las situaciones más adversas, luchan por protegerlos diariamente.