Al contrataque

Reflexiones, espías y adiós muy buenas

La Semana Santa es época propicia para cavilaciones. Ahí van algunas

Procesión de Semana Santa de la Virgen de la Soledad de Almería. / FRANCISCO BONILLA/REUTERS

Ya que estamos en Semana Santa, que es época propicia para cavilaciones y requerimientos, vayan algunos deseos fervorosos.

• Que Dios no perdonase a los que, en su nombre, presentan demandas por chistes que, supuestamente, ofenden a la religión. ¿Puede Dios suicidarse cansado de tanto fanático?

• Que a Aznar le gustasen tanto las flexiones como las reflexiones.

• Que los peores enemigos no fuesen los que casi piensan como tú. Y que no solo escuchemos a los que piensan como nosotros. (Prestado).

• Que los 3%, los 5%, los 1%, los 10% y los 4% sumasen cero.

• Que la Constitución ni asustase ni fuera asustada. Vamos, que, al poderse cambiar, fuese de todos.

• Que los espías supiesen para qué espían y que si los espían no les saquen los colores. Ni los de la bandera.

• Que cuando se retrasase una hora el reloj por el cambio horario, también pudiéramos retrasar un año entero. A revivir, que son dos días.

• Que a los que agreden a los gais les obligasen (al margen de la pena judicial) a desfilar en ropa interior en una carroza del día del orgullo.

• Que en mindfulness se follase y que follando nadie meditase.

• Que hubiese un Not Talent, para mediocres.

• Que la madre de todas las bombas fuese estéril.

• Que existiese un carnet por insultos a los árbitros de partidos de juveniles. A los 12 insultos, curso de reeducación. A la primera hostia, un año limpiando los lavabos.

• Que en las páginas para buscar pareja encontrásemos a la nuestra propia y fuese sensacional. Cuando nos aburriésemos, siempre podríamos buscarla de nuevo. Y así sucesivamente.

• Que los bloggers, además de estilo y personalidad, soltasen de vez en cuando algún levísimo vientecillo gástrico que los humanizase. Nada, lo justo para aerosulfatar tan elevada dosis de elegancia y fascinación.

• Que la publicidad dijese de un producto que puede ser que, de alguna manera y según los anunciantes, el tal producto tiene, vagamente, algo levemente positivo. El publicista manifestaría que él ni quita ni pone. Igual nos interesaría.

• Que hubiese sido distinto, pero ya es tarde. La mayor parte de gente que ha votado a favor del brexit ha votado en contra de sus intereses. Muchísimos ya lo saben. Los que aún no lo saben serán seguramente los más perjudicados.

• Que Marine Le Pen no fuese tan fatalmente coherente y brillante. Trump y algún líder de por aquí dicen una cosa y la contraria, sin ningún complejo… La francesa sabe latín (literalmente). Ella y su sobrina. Glups. El periodista inglés le dice que, según las encuestas, no podrá gobernar. Ella responde: «Usted es inglés ¿y me habla de encuestas después del brexit?».

Y, sobre todo, que las enfermedades crónicas fueran marcianas y jamás terrícolas. Y que nadie muriese joven. 

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