El teatro es inminencia, ritual, diálogo en vivo entre actores y espectadores. Como decía Gassman, tiene la misma estructura de una misa, con la diferencia de que, en la ceremonia religiosa, el contacto se establece entre el sacerdote y el creyente, en una única dirección, mientras que, en el teatro, lo que aparece es un triángulo. Un actor dice, dos espectadores escuchan. Y hablan entre ellos gracias a la acción del actor, mientras este recibe la energía que se desprende de la comunión con el público. Todo esto solo puede darse en vivo: un complejo entramado de silencios y respiraciones, de alientos y gestos, una atmósfera de complicidad.

Desde hace unos años, sin embargo, podemos ir al West End de Londres sin tener que estar presentes. Parece un sacrilegio, porque, como decía, el teatro solo se puede experimentar en vivo, pero la propuesta del 'National Theatre Live' rompe esta barrera con filmaciones de grandes piezas de actores colosales que están al alcance de todos los aficionados. Un acercamiento real a la magia de la escena con primeros planos ensordecedores, pocos días después del estreno londinense. He visto un 'Panorama desde el puente' y un 'Tierra de nadie' cautivadores, estratosféricos, en la sala de un cine que se convierte, por unas horas, en la sede del National. No se lo pierdan. Esta temporada aún quedan una 'Medea', un 'Amadeus' y un 'Saint Joan'. Busquen la programación en su cine de cabecera. Irán a Londres sin tener que volar con Ryanair.