Análisis

Calidad y sostenibilidad

La industria turística crece en Catalunya, aunque con cierta incertidumbre por los efectos del 'brexit' y el terrorismo global

Cuatro turistas caminan con sus maletas por la calle de Jaume I, en el corazón de Ciutat Vella, en una imagen de archivo. / ALBERT BERTRAN

Este 2017 ha sido declarado por la ONU el año internacional del turismo sostenible. Eso implica sensibilizar a los responsables públicos y privados sobre el fomento de políticas y prácticas sostenibles y de calidad, de manera que el turismo sea un sector catalizador de equilibrio social y económico. A las puertas de Semana Santa, los indicadores apuntan a un destacado crecimiento de la industria turística, aunque con una cierta incertidumbre por los efectos del 'brexit' y el terrorismo global.

HAY QUE MEJORAR LOS SALARIOS 

Catalunya deberá continuar apostando por la sostenibilidad y calidad del turismo para seguir posicionándose como un destino sostenible a largo plazo. En esta línea, la calidad vendrá marcada por un modelo turístico que cree riqueza, y que esta se distribuya de forma equitativa. Por ello no podemos continuar con bajos salarios (menos de 14.000 euros brutos anuales por jornadas de 10 horas), bajas cualificaciones profesionales o contratos precarios. La calidad está estrechamente vinculada a la cantidad, y, efectivamente, la masificación no es calidad. Destinos masificados acaban convirtiéndose en espacios no atractivos y deteriorados. Barcelona, destino por excelencia, tiene un exceso de turismo, o mejor dicho, una alta concentración territorial en determinadas épocas del año y zonas de la ciudad (Ciutat Vella, las Ramblas, el paseo de Gràcia, la Sagrada Família), y eso requiere limitar, organizar y concienciarnos de que para visitar ciertos lugares el turista deberá reservar con tiempo las entradas, de forma que su experiencia se convierta en gratificante, no masificada y agobiante.

Los efectos del 'brexit' tardarán en notarse,  Los efectos del 'brexit' tardarán en notarse, pero llegarán a Catalunya

Pero este efecto de masificación y turistificación también sucede a nivel de Catalunya. Pese a la concentración del turismo de litoral, de nieve o de cruceros, Catalunya esconde un sinfín de espacios emblemáticos, patrimoniales, culturales y paisajísticos que están cercanos y son desconocidos por los turistas y visitantes. La extensión del tradicional fin de semana en Barcelona debería ampliarse con la promoción de territorios como el Priorat o el Penedès, con visitas a bodegas, o el valle de Boí y el patrimonio románico, o las Terres de l'Ebre con sus emblemáticos paisajes naturales.

INCREMENTO DEL TURISMO ASIÁTICO

El 'brexit' y el terrorismo global son dos caras de la misma moneda. Los efectos del 'brexit' tardarán en notarse, pero llegarán a Catalunya. Esperemos que en el futuro el turista inglés no prescinda de sus tradicionales vacaciones en nuestras costas; hoy uno de cada cuatro turistas es inglés. La apuesta por diversificar los mercados de origen y atender el incremento de turistas asiáticos (que cada vez visitan más nuestro país y demandan productos adaptados a sus costumbres) es imprescindible. Y hay que seguir alerta con la seguridad en toda la cadena turística. Los vientos de la temporada del 2017 corren a nuestro favor: Catalunya es el primer destino turístico de España, y Barcelona es un referente internacional. Por ello mantener y mejorar los estándares de calidad es imprescindible en un sector tan sensible a cualquier mal paso o noticia, y para muestra, Francia.