MOVILIZACIÓN EN BARCELONA

La innovación disruptiva en el sector del taxi

Los beneficiarios indiscutibles de una flexibilización serían los consumidores, tanto en términos de precio como de calidad del servicio

Los taxistas bajan por el paseo central del pase de Lluís Companys, camino del Parlament, este jueves.  / FERRAN NADEU

El sector del taxi se caracteriza por numerosas normativas entorno a su funcionamiento y, tradicionalmente, ha disfrutado de considerables medidas proteccionistas en comparación a otras actividades económicas. Un sector rígido que, inevitablemente, entra en crisis cuando aparecen nuevas fórmulas empresariales que amenazan este status quo. Las movilizaciones actuales son una muestra de la resistencia de este sector.

Es obvio que un sector tan regulado difícilmente es sostenible en una época en la que están emergiendo nuevas formas de organización empresarial más flexibles y creativas. El desarrollo de plataformas electrónicas facilita el intercambio de información, bienes y servicios entre particulares, propiciando nuevas formas de creación de valor.

Una de estas plataformas es Uber, que compite con el sector del taxi. Uber se constituyó en San Francisco hace menos de una década, y es un claro ejemplo de innovación disruptiva. El caso de esta empresa se utiliza habitualmente en las aulas para explicar el gran impacto que puede provocar la irrupción de la tecnología permitiendo nuevas formas de organización empresarial. La aparición de Uber no ha dejado indiferente a ningún país, precisamente, porque ha sucedido en un sector muy regulado. La empresa quiere competir en el servicio, pero a la vez evitar las regulaciones monopolísticas.

Flexibilizar las tarifas , compartir trayectos y facilitar servicios especiales puede evitar que el sector del taxi tradicional se añada a la lista de los que no se han sabido adaptar

PRECIO Y SERVICIOS

Veamos que ofrece Uber. En primer lugar, la plataforma permite a los usuarios contactar con vehículos privados y contratar transporte local, similar a un servicio de taxi habitual. La diferencia reside en que la regulación y las tarifas prefijadas no han incentivado a los taxistas a ofrecer un buen servicio.

El servicio ofrecido por Uber está mejor valorado. Segundo, el precio por kilómetro varía en función de la demanda. Es decir, una mañana a las 9:00 cuando llueve y hay mucha demanda, el precio sube; y a la inversa, cuando la demanda baja, baja el precio. Esta dinámica puede atraer usuarios que, a precios habituales, no considerarían nunca coger un taxi.

NUEVOS PUESTOS DE TRABAJO

Los beneficiarios indiscutibles de una flexibilización serían los consumidores, tanto en términos de precio como de calidad del servicio. En cambio, los gobiernos perderían recaudación debido a la disminución en los ingresos por licencias. También parecería que los taxistas actuales podrían empeorar su situación laboral debido al incremento de la competencia. Un estudio académico realizado por la Universidad de Oxford en ciudades de Estados Unidos donde Uber ha estado en funcionamiento entre el 2009 y el 2015 apunta que la pérdida de ingresos de los taxistas habituales fue del 10%. Sin embargo, esta pérdida es compensada por nuevos puestos de trabajo y, globalmente, no hay un efecto negativo sobre el empleo.

En definitiva, los cambios tecnológicos están afectando a todos los sectores económicos. Es un buen momento para aprender de los que han comenzado y parece que les va bien. Flexibilizar las tarifas, permitir compartir trayectos, facilitar servicios especiales, y otras medidas, pueden evitar que el sector del taxi tradicional se añada a la lista de los que no se han sabido adaptar.