El IPC, señal ahora de alarma política

El malestar social en España dobla el de la media de los países europeos

Luis de Guindos, ministro de Economía. / JUAN MANUEL PRATS

La noticia de que la tasa de inflación --que fue negativa en los últimos tres años-- se ha disparado al 3% en enero ha hecho sonar la señal de alarma. En efecto, la dolorosa devaluación interna de la economía, que ha permitido recuperar la competitividad y un fuerte aumento de las exportaciones, ha sido posible con un IPC negativo. La contención o las rebajas salariales se conllevan --a disgusto y mal-- si los precios están contenidos. Si se disparan...

Cierto que el 3% se debe al componente energético, al precio del petróleo y de la electricidad, que puede ser circunstancial. Pero el dato indica una gran fragilidad. Hemos tenido unos vientos de cola favorables que empiezan a cambiar de dirección. Todos los países europeos han sufrido en enero el alza de los precios de la energía (que en la UE ha sido de un 8,1%), pero la inflación media se ha colocado en el 1,8%, mientras que la española ha saltado al 3%. Desde agosto, la inflación europea ha pasado del 0,2% al 1,8% mientras que la española se ha disparado del 0,1% al 3%.

Es una muestra de la gran fragilidad de la economía que obliga al PP y al PSOE a unos mínimos acuerdos en política económica, que ahora empiezan tímidamente a practicar, pero que no habían alcanzado nunca. Desde luego no desde que el PP culpó de la crisis a Zapatero y se negó no ya a apoyar sino a permitir --como sí hizo CiU-- las medidas de austeridad de Zapatero en el 2010.

Pero la fragilidad española no se ve solo en la inflación. El fuerte descenso del paro y la creación de empleo (también intenso pero menor porque baja la población que desiste de buscar trabajo) que han ayudado a cierta normalización política, no puede hacer olvidar que aún tenemos una tasa de paro del 18,4%, solo superada por el 23% de Grecia, frente a una media del 9,6% en la UE, la Europa capitalista que tanto desprecia Pablo Iglesias. La Alemania de la gran coalición está en el 3,9%.

LA CONTRARIEDAD DE GUINDOS

El Gobierno haría mal en seguir practicando el triunfalismo y la cara del ministro Guindos explicando el 3% de enero mostraba una gran contrariedad. Ya Zapatero dijo que habíamos pasado en PIB a Italia y que íbamos a por Francia. España creció el 2016 un 3,2%, casi el doble que el 1,8% de media de la UE y el triple que Francia (1,1%), pero el paro y otros indicadores aconsejan mucha humildad.

La fragilidad española se refleja en el llamado índice de malestar, si sumamos el paro y la inflación. En España el malestar social está en el 21,4 (suma del 18,4% de paro y del 3% del IPC) mientras que la media de la UE se queda en el 11,4.

Nuestro malestar dobla el europeo y sin embargo no tenemos una Marine Le Pen en el 25% de intención de voto ni una antiinmigrante Alternativa por Alemania con el 13%. Nos cuesta reconocerlo --somos bastante cenizos-- pero algo bueno debe haber hecho, pese a todo, el tan criticado bipartidismo. O quizá somos más críticos en los periódicos y en las tertulias que en las urnas.

Pero no se puede ignorar. El índice del malestar muestra una seria fragilidad económica y política.   

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