Preguntar no ofende

¿Por qué no se aborda de una vez un debate serio sobre qué implicaría la independencia?

El alcalde y concejales de Celrà, este 6 de diciembre, reunidos en el consitorio gerundense. / JOAN CASTRO / ICONNA

Algunas de las imágenes de este 6-D en Catalunya son eso: Una foto. No se rompe nada, no se incumple ninguna ley, son concejales y alcaldes ejerciendo de concejales y alcaldes un día festivo. Como tantos otros cargos electos tantos otros sábados. Todos tranquilos, aquí y allá.  El Estado sigue disponiendo de recursos (en la doble acepción del término) para ganar la partida. Goliat y David

Así que la política catalana ya puede recuperarar el debate en que se ha enzarzado ahora: ¿Y si adelantamos el referéndumreferéndumPuigdemont aún no le había asignado una fecha concreta y la CUP y ERC le salen con que igual lo suyo sería adelantarlo si se inhabilita a Carme Forcadell. Ya nos lo aclararán. Mientras, igual lo suyo sería empezar a abrir un debate público, en el que las administraciones, todas, explicasen las virtudes e inconvenientes de vivir en una Catalunya independiente.  A modo de sugerencia ahí van algunas preguntas por si alguien tiene a bien responderlas.

¿Cómo garantizarán que en los bancos los clientes asustados empiecen a sacar sus fondos? ¿Habrá que recurrir a un corralito preventivo para evitar una fuga de capitales? ¿Cómo se garantizará el funcionamiento de las grandes infraestructuras cuyo control depende del Estado? 

Preguntar no ofende. Un debate sereno y sin prejuicios  –tampoco por parte del unionismo– ayudaría a los electores a tener una opinión más fundamentada antes de decidir el voto.