Editorial

La precariedad laboral del sector turístico

Una empleada de un hotel de Benidorm arregla la habitación.  / ARCHIVO / MIGUEL LORENZO

Las previsiones de la temporada turística indican que más de 18 millones de personas habrán visitado Catalunya este año, convirtiendo una vez más el turismo en uno de los grandes motores de la economía catalana y también española. Sin embargo, la contundencia de unas cifras y los efectos positivos que de ellas se derivan, especialmente en los meses de estío, no puede ocultar la precariedad laboral que soportan muchos trabajadores del sector, alimentada además por algunas malas prácticas empresariales. Organizaciones sindicales, y sobre todo sentencias judiciales firmes, denuncian estrategias truculentas de algunas empresas turísticas que subcontratan una parte de sus servicios, excluyendo así a los trabajadores que los prestan del convenio colectivo del sector de hostelería y condenándolos a sueldos ligeramente por encima del salario mínimo y hasta por debajo del mismo. Si a ello sumamos unas severas condiciones laborales, que podrían considerarse en algunos casos propias de una moderna esclavitud, el panorama resulta altamente preocupante. Las situaciones geoestratégicas favorables para el turismo español de los últimos años (con las grandes crisis políticas en países competidores) no durarán siempre. Es ahora, con viento a favor, cuando se deben armar bien los cimientos de un sector a base de ofrecer servicios de calidad que solo pueden dar profesionales bien tratados laboralmente. La gallina de los huevos de oro del turismo de aluvión no vivirá siempre.