Ante todo, mucha calma

Antes de pedir a Sánchez que se rinda, el PSOE debe reclamar una oferta de pacto a Rajoy

La política española se ha convertido en una partida de póquer. Mariano Rajoy lo apostó todo a que Albert Rivera iba de farol y no iba a aguantar la mano y ganó. Ciudadanos tiró las cartas sobre la mesa a la primera ocasión. Ahora Rivera y Rajoy parecen apostar fuerte a que Pedro Sánchez también va de farol y no podrá mantener el envite que supondría plantarse en la investidura con 170 diputados y seguir votando en contra.

Los socialistas están a punto de verse forzados a abandonar esa zona de confort que les ofrecía declararse alternativa y emplazar a Rajoy a sumar votos entre sus allegados ideológicos. Ahora deben decidir si negocian y qué negocian. Felipe González, olvidando la feroz oposición que en su día lideró contra Adolfo Suárez o el mismo Aznar, fue el primero en disparar desde dentro y reclamar a los suyos que se aparten para despejar el camino. No será el último. Al secretario general socialista le espera un agosto de fuego a discreción.

Los barones socialistas, que tanto tenían que decir en diciembre, cuando Sánchez tenía posibilidades efectivas de presidir un Gobierno del cambio, ahora callan como monjes de clausura y corren a ponerse a cubierto. A meses del congreso federal que decidirá el futuro del liderazgo socialista, nadie quiere asumir el coste de una decisión que podría explicarse a los votantes pero que costará hacer entender a los militantes.

En el PSOE deberían tomar ejemplo de un Rajoy sin prisas y con tiempo para irse de puente. Ante todo, mucha calma y capear el temporal. Nadie les ha planteado una negociación. Se les está imponiendo un ultimátum. O se mueven o elecciones. En política, ceder ante una amenaza y estar muerto es lo mismo. Las negociaciones se empiezan con una oferta. Eso deberían reclamar los socialistas a Rajoy antes de exigir la rendición a Pedro Sánchez.