Hay que acoger como una buena noticia la rehabilitación política del independentismo catalán en Madrid. Hasta hace bien poco, todo aquel que postulase la separación o la mera convocatoria de un referéndum en Catalunya era un proscrito en la vida pública española, un apestado con cuyo concurso, por activa o pasiva, estaba prohibido contar en cualquier esfera institucional. Por fortuna, la demagogia política tiene la lengua muy larga, pero las patas muy cortas.
"Es un error que Pedro Sánchez preste votos a los independentistas con el desafío secesionista sobre la mesa", advertía en febrero Soraya Sáenz de Santamaría cuando el PSOE ayudó a CDC y ERC a tener grupo en el Senado. Ahora la popular Ana Pastor ha logrado la presidencia del Congreso merced a la abstención de republicanos y convergentes, y estos últimos han apoyado a candidatos a la mesa del PP y Ciudadanos. Será que el "desafío secesionista" ya está desactivado.
Desafiaba entonces Francesc Homs: "Si Sánchez quiere nuestra abstención debe comprometerse a que Catalunya vote en un referéndum". "Votaremos 'no' a PSOE-Podemos. Del PP no hace falta ni hablar." Algo se habrá hablado, aunque no de la consulta, para que CDC apuntale la mayoría de PP y C's en la mesa a cambio de gozar de grupo propio.
"El PSOE no puede ser rehén de los independentistas", alertaba en enero Susana Díaz, y Eduardo Madina remachó que un pacto con el soberanismo "partiría a España y al partido". Ni una ni otro han rechistado ante el pacto del PP con el independentismo. Todo en orden.
Se infiere que para la derecha y para la conspicua disidencia socialista el independentismo ya no tiene cuernos ni rabo, y que sus votos son tan buenos como cualesquiera otros para conquistar el poder. Lo que nos lleva a la siguiente pantalla.
¿Un 'Majestic 3.0'?
"Un Gobierno de Sánchez con Podemos y los independentistas sería un torpedo en la línea de flotación de la economía", clamaba en febrero Mariano Rajoy. Si tras levantar sus vetos el evolutivo Albert Rivera pasa a la casilla del 'sí', la abstención de los 13 diputados de CDC y PNV bastaría para investir presidente a Rajoy. ¿Se avecina un 'Majestic 3.0'?