La rueda

El balón no es de Mariano

Rajoy debería asumir que volver a ser presidente exige apostar por la cooperación

Las negociaciones para conformar gobierno han empezado y el arranque ha sido malo, no nos engañemos. Decirles a los demás que la cosa urge, enviarles un resumen de tu programa electoral y a continuación avisar que, o eso o elecciones, parece un desafío más que una negociación. La táctica de Mariano Rajoy recuerda a aquel niño mimado dueño del balón que, o le dejan jugar con sus reglas y meter los goles o se lleva la pelota a casa; y ya sabemos cómo suele acabar esa historia: todos llorando y sin jugar,

Ahora pueden pasar dos cosas. Rajoy puede seguir viniéndose arriba y concentrase solo en competir. Convencido de que solo él mejoraría sus resultados si se convocasen nuevas elecciones puede apostarlo todo a ganar, empeñarse en mantener una estrategia de reclamar valor a toda costa e intentar ser presidente sin dar nada a cambio de los votos o las abstenciones de los demás.

La otra posibilidad requiere que Rajoy entienda que le corresponde a él desbloquear la situación. Debería asumir que volver a ser presidente exige apostar por la cooperación y una estrategia de creación de valor donde todos ganen si permanece en la Moncloa, no solo él y su partido. Gobierna quien suma 176. Si Rajoy se presenta con apenas media docena más de diputados que Pedro Sánchez en marzo, el líder socialista quedará perfectamente legitimado para votar 'no' y a continuación intentar sumar los apoyos para ganar la presidencia del Gobierno.

El dilema no es entre Rajoy o nuevas elecciones. El dilema verdadero se reduce a comprobar si alguien será capaz de sumar los votos necesarios creando los necesarios espacios de acuerdo y cooperación. Se llama democracia representativa y es la esencia de nuestro sistema político. Aunque Rajoy crea lo contrario, ni el balón es suyo, ni se lo puede llevar a su casa si no sabe jugar.