Cuatro enroques

¿Debemos creer a los candidatos a la Moncloa cuando aseguran que obrarán ahora igual que tras el 20-D, a riesgo de forzar unas terceras elecciones?

Mariano Rajoy, en el foro Primera Plan@ que organiza EL PERIÓDICO. / RICARD FADRIQUE

¿Tenemos que creer en las promesas electorales de nuestros políticos? Aunque confiar ciegamente en su palabra exigiría una credulidad beatífica, recelar por sistema comportaría vaciar las urnas y dejar tocado de muerte el sistema democrático. Habrá que conceder pues a los candidatos a la Moncloa un voto de confianza, dar por bueno que dicen lo que piensan y que, tras las elecciones del domingo, harán lo que dicen. Hagamos inventario.

Mariano Rajoy se ha mostrado imperturbable a su paso por el foro Primera Plana de EL PERIÓDICO: tras el 26-J ofrecerá de nuevo una gran coalición y, en su defecto, aspira a que la abstención del PSOE y Ciudadanos le permita gobernar en minoría. Lo mismo que planteó, en vano, el pasado enero. Por no cambiar, ni revisará su táctica de riesgo cero: si carece de apoyos suficientes ni siquiera se someterá a un debate de investidura.

Pedro Sánchez, convencido de que está en condiciones de remontar las encuestas adversas, insiste en que no investirá a Rajoy ni a ningún otro aspirante del PP. Y descarta prestar su voto a Pablo Iglesias porque ni siquiera baraja la hipótesis de que Unidos Podemos supere al PSOE en escaños. O porque sospecha que, ante tamaña debacle, la decisión última ya no le correspondería a él.

Iglesias, todo un ejemplo de moderación en esta campaña, mantiene su apuesta por una la coalición progresista que sondeos en mano podría presentar mejores guarismos que el 20-D. Pero vindica ahora la presidencia si suma más votos que Sánchez, aunque cuente con menos diputados. Ecuación diabólica, la del ‘sorpasso’ a medias, que puede dinamitar de nuevo el entendimiento entre las izquierdas.

Albert Rivera, en plena cruzada contra la polarización electoral, niega el pan y la sal tanto a Rajoy como a Iglesias, ligando su futuro a un frente común con el PSOE que, en función del escrutinio, quizá resulte insuficiente.

La maldita hemeroteca

Cuatro candidatos, cuatro enroques. Si dicen la verdad y los resultados no difieren de los del 20-D, preparémonos para nuevas elecciones en otoño. Pero si sus palabras no se compadecen con sus obras deberán ajustar cuentas con la maldita hemeroteca.