Editorial

El error de prohibir la 'estelada'

El veto de la Delegación del Gobierno en Madrid a la exhibición de 'estelades' en la final de la Copa del Rey es uno más de los lamentables errores de la Administración del PP. Por descontado, es un ataque a la libertad de expresión, que dará alas al independentismo y encontrará el rechazo de muchos otros catalanes, piensen como piensen.

Recurrir a la ley contra la violencia, el racismo y la xenofobia es un despropósito que esperamos enmiende hoy el juez ante el recurso de suspensión cautelar de la medida, que ha presentado el Barcelona. La 'estelada', se comparta o no el ideal que representa, no se ha identificado jamás con esas lacras en sus más de cien años de historia. Inspirada en la bandera de los rebeldes cubanos que lucharon por su independencia, era hasta fecha muy reciente un emblema muy minoritario. Hoy cuelga en miles de balcones de ciudades y pueblos, ondea en plazas, carreteras e incluso en edificios oficiales, en una eclosión que coincide con la gestión que el Gobierno Rajoy ha hecho del problema catalán. Hasta el 47,8% de los electores catalanes votaron el año pasado por candidaturas que se identifican con ese emblema. ¿Es prohibiéndolo como vamos a solucionar el problema? Que los populares Xavier Albiol y Alberto Fernández, el socialista Perdro Sánchez o Ciutadans digan que la prohibición es un error, debería hacer reflexionar a aquellos que no salen de Madrid o que cuando van a Catalunya no abandonan su burbuja. Ya tienen la demostración de autoridad que creen les beneficiará en campaña, y han dado motivo a Carles Puigdemont y Ada Colau para no asistir al partido. Bonito espectáculo de 'sillas vacías' s'junto al Rey, en una imagen que reforzará el desapego tras las pitadas de otros años. Por no hablar de los incidentes que se pueden generar entre la policía y quienes opten por llevar banderas más o menos disimuladas.

Por último, en el Camp Nou hay 'estelades' en todos los partidos, ¿por qué no se interviene? ¿No existe ahí riesgo de provocación porque los catalanes, independentistas o no, son más tolerantes, como parece argumentar el presidente de la Liga de FútbolJavier Tebas? Si el Estado considera que legalmente hay algo que no se puede hacer en Madrid pero lo acepta en Barcelona es que, de forma inconsciente, se inhibe en parte del territorio de su soberanía. Un mensaje que llenará de satisfacción a los independentistas.