Cambio por residuo

Hay que suponer, a la vista del cambio en Cultura en el Ayuntamiento de Barcelona, que no somos sino un desperdicio, un residuo, que la materia de la cual unos cuantos sobrevivimos y que algunas sociedades, no la nuestra del presente o la que se dispone a reprogramar el futuro, consideran como elemento constitutivo, ha pasado a ser en Catalunya, de manera poco menos que definitiva, un estorbo.

Estorbo para los Comuns, para una alcaldesa y su equipo que abandonan sin empacho la vaga expectativa inicial de aparejar cultura y transformación social. Estorbo en CDC, que ha situado en Cultura un consejero considerado poco adicto al núcleo duro independentista. Estorbo para los de ERC, que si hubieran querido Cultura en la Generalitat, como en tiempos de Carod y Puiggcercós, o la pretendiera el escritor y político Alfred Bosch en el ayuntamiento, las habrían obtenido, pero ya quedó claro que tampoco sabían ni pretenden saber qué hacer con ella. Estorbo pues para el 'procés', y también para el 'antiprocés'.

En fin, para Jaume Collboni, un agarradero, a partir de la intuición de que este terreno, abandonado por todos, también por las altas jerarquías socialistas, podría serle propicio por poco bien que lo tratara. De aquí su intención inicial de nombrar a Xavier Marcé, uno de los mejores y más lúcidos gestores culturales de que dispone el país. ¿Podía eso ser suficiente para acercar la cultura al PSC?

No, por dos razones. El antisoberanismo galopante de los socialistas, que les aleja sin remisión de la nueva centralidad. Y la falta de medios para operar cambios significativos en una acción cultural municipal centrada en la propia oferta y en subvencionar de forma desaforada, como ninguna otra capital europea, los grandes equipamientos de Estado.

Aun así, los primeros pasos deberían consistir en la transformación radical del ICUB en organismo abocado en favorecer la creatividad y la producción ajena y en la reducción drástica de las subvenciones culturales del ayuntamiento a la Generalitat. Difícil, ni que Collboni se lo propusiera.