Dos miradas

La tribu y yo

La familia, por definición, es una entidad sujeta a una crítica feroz por parte de filósofos y pensadores

Anna Gabriel me emociona. En la ya famosa entrevista de 'El Suplement' de Catalunya Ràdio ha dicho que ella estaría dispuesta a vivir en una tribu que educara a los niños en colectividad. Esta idea consiste en no tener sentimiento de pertenencia en relación a un hijo. Hay que entender que «los hijos son los que has tenido y parido tú y los demás». Es parte de su lucha contra el patriarcado.

La familia, por definición, es una entidad sujeta a una crítica feroz por parte de filósofos y pensadores, identificada como correa de transmisión de lo que Benjamin llamaba «la existencia burguesa». Es «el edificio tétrico y podrido en cuyos rincones tienen cabida los instintos más sórdidos». Esta familia, para Gabriel, es, sobre todo, un claro ejemplo de egoísmo, de falta de empatía con el resto de la sociedad: «Quieres lo mejor para los tuyos, que son muy pocos» y, como el deseo de que los tuyos vayan bien parece que excluye la posibilidad de procurar por los demás (esto cansa mucho), pues resulta que la familia nuclear es retrógrada.

Me emociona tanto, Gabriel, que incluso podría estar de acuerdo con ella. Es entonces cuando me vienen a la cabeza las fiestas de cumpleaños que organizaría la tribu, los encuentros de padres y madres para decidir quién irá a las reuniones de madres y padres de la escuela, la decisión sobre quién llevará a los niños y las niñas de todas y todos a jugar al fútbol o a patinaje. Es en ese momento cuando pierdo el entusiasmo tribal.

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