Dos miradas

Monas de feria

¿Qué necesidad hay de redondear el espectáculo deportivo con una exhibición sexual y sexista?

Berta Florés, periodista, ha escrito en el digital cultural 'Núvo'l una diatriba contra las chicas que besan a los ciclistas una vez terminada la carrera. Bueno, no contra las señoritas en concreto, claro, sino contra el hecho de que estén ahí y que los organizadores las traten «como monas de feria que cuando se les dice que tienen que besar a un señor lo hacen y sonríen». Para Florés, «los hombres son los que hacen las cosas, los activos, los protagonistas, y las mujeres están en función de su aspecto físico, en condición de anónimas y con la misión de adorarlos».

Tiene toda la razón del mundo. Y menos mal que se fija en las chicas de lo que ella llama la «Volta Machista a Catalunya», que besan y se ríen con discreción. Si hubiera visto las que aguantan el paraguas ante las motos de los grandes premios o las 'paddock girls' de la fórmula 1, entonces el grado de indignación se habría elevado. Y tendría, aún más, toda la razón del mundo. ¿Qué necesidad hay de redondear el espectáculo con una exhibición sexual y sexista? Seguramente no nos fijamos suficiente en ello porque su presencia -sobre todo en competiciones donde las ruedas son protagonistas: ¡qué extraña coincidencia!- ya forma parte del paisaje. Nos hemos acostumbrado, pero no por ello es menos criticable. Después, cuando son protagonistas de verdad -como en el tenis-, los señores se enfadan porque dicen que no deberían cobrar tanto porque son mujeres. Ciertamente, preferirían monas de feria.