IDEAS

Barbie sube de peso

La muñeca de plástico, emblema de la frivolidad y el consumo, tendrá hermanas morenas, bajitas y curveadas

El extraño mundo de los juguetes ha optado por sorprender con la normalidad. En el 2016 la muñeca Barbie tendrá hermanas morenas, bajitas y curveadas. Es de suponerse que la compañía Mattel, partera de las criaturas, no ha tomado la decisión por respeto a la multiculturalidad, sino por el descenso de ventas de la muñeca que durante décadas cautivó al mercado como una Campanita que no requería de polvos mágicos.

Emblema de la frivolidad y el consumo, Barbie necesitaba muchos accesorios, no para ser feliz, sino para que las niñas jugaran con ella. La Venus plástica promovió una idea de la femineidad expresada en tres características fundamentales: estar bien arreglada, ser delicada y tener mucho dinero. 

Aunque algunas niñas disfrazaron a sus muñecas de cavernícolas, el vestuario ofrecido por Mattel las preparaba para convertirse en esposas convencionales que se vestirían como Barbie Ejecutiva o Barbie Azafata. Confieso que tuve una muñeca de este tipo. No era una Barbie oficial, sino una copia latinoamericana. En 1981, la venezolana Irene Sáez ganó el cotejo de Miss Universo y en 1998 fue candidata a la presidencia. En un país que fabrica misses y caudillos, Irene recurrió a un peculiar proselitismo: una muñeca con su efigie, la Barbie Mandataria.

El escritor venezolano Ednodio Quintero juzgó propicio regalarme ese juguete. Durante una mudanza, perdí un zapato de esa reina de la belleza. También el 'kitsch' produce fetichismos; el juguete representativo de los delirios latinoamericanos me gustaba por ridículo, y quería tenerlo completo. Escenificamos una caótica versión de La Cenicienta hasta que un cargador llegó con el zapato, que en su mano lucía aún más pequeño.

La nueva versión de la Barbie apela a algo acaso innecesario para los juguetes: parecerse a la realidad. Ahora se puede jugar con una muñeca que ha comido demasiado, no creció lo suficiente o tiene familiares de un país lejano. Para evitar una nueva discriminación, las muñecas vienen en paquete. 

Si la clásica Barbie fomentaba falsas ilusiones sugiriendo que la mujer ideal tiene mente de plástico, las nuevas acaban con la fantasía. La caja con cuerpos variopintos es tan lúdica como un vagón del metro.