Si medimos el talento de un artista por la capacidad de transformarse y transformar a su público, no cabe duda: David Bowie es el artista más influyente de los últimos 40 años. Tambien el artista más admirado, seguido, llorado ( será el más llorado, estoy segura) y gozado del planeta. Bastan unos acordes de sus canciones mas conocidas para que todo un universo de sensaciones  y emociones se abra en nosotros. Bowie nos lleva al espacio, a China, a la ambigüedad, al Japón de la segunda guerra mundial ('Merry Christmas, mister Lawrence'), nos lleva al lado oscuro y al más luminoso. Nos transporta al pasado ('El ansia') y al futuro. Nos empuja a enamorarnos, a vivir de una forma más plena. A ser perros de diamante.

Bowie es la clase de artista que trasciende todas las fronteras y las disciplinas . Bowie nos ha entregado una obra alucinante que ha actuado, actúa y actuará como una pantalla para que proyectemos nuestros sueños. Cuando era adolescente, como a muchísimas personas de todas partes del planeta, sus canciones me ayudaron a crecer y me empujaron sutil pero definitivamente a tomar un camino en la vida inesperado incluso para mí. Me hicieron ver que tenía que cambiar. Pasara lo que pasara. Y le pesara a quien le pesara.

No, aunque en su último disco se despida veladamente de nosotros, no le vamos a dejar decirnos adiós. Donde quiera que estés, mantén tu ojo eléctrico sobre nosotros. Gracias a ti somos héroes. Un día, un minuto, un rato. Héroes.