La Barceloneta teme otro agosto caliente

Los vecinos del barrio no descartan que se repitan incidentes como los del verano pasado

Las fotos de unos jóvenes desnudos pretendiendo comprar en un comercio de la Barceloneta, publicadas el verano pasado en este diario, fueron el detonante de un conflicto que venía larvándose desde hacía tiempo. Aquellas explícitas imágenes eran reflejo del manifiesto incivismo con el que se comportaban algunos turistas la degradación de la vida cotidiana en la zona. Por su descaro, el testimonio gráfico ayudó a abrir un debate colectivo no solo sobre los efectos del turismo en el tradicional barrio marinero de la ciudad, sino también a propósito del modelo de turismo de Barcelona. Las inicialmente severas medidas adoptadas sirvieron para apaciguar excesos. La presión vecinal permitió aflorar un buen número de pisos que de forma ilegal daban cobijo a turistas. El incremento de los controles policiales proporcionaron una mayor paz en las calles y el final del verano alivió la tensión. Pero el buen tiempo volvió a resucitar problemas de siempre que no están necesariamente relacionados con el alojamiento ilegal. Continúa, por ejemplo, la profusión de establecimientos que dispensan alcohol -sin mayores limitaciones de edad y horario- o los abundantes negocios de servicios para el viajero. Las sospechas vecinales apuntan a que agosto puede volver a ser caliente y denuncian los pequeños, pero numerosos, actos incívicos que ya se están registrando. El aviso está dado y exige activar todos los protocolos de control que garanticen la convivencia y eviten los bochornos del verano pasado.