Puede sorprender que en pleno auge del sector del automóvil en España surja de nuevo un conflicto laboral de una industria proveedora con amenazas de cierre. Primero, y ya aprendido desde hace casi tres décadas: que se vendan muchos coches en España o desde España no es ningún sintoma tranquilizante para quienes fabrican parte de estos vehículos. Entre los precursores de la globalización está el sector de la automoción: se ensamblan piezas de donde sea y en cadenas de montaje donde sea. Primando eficiencia más que bajos salarios, el gran mérito del sector industrial.

¿Por qué el caso de Valeo?  Por tres razones. 1. La general:  cuando un sector esta en auge de ventas es cuando se desafía a  mejorar ratios de eficiencia. 2. La estratégica española: los mismos directivos que arrancaron del PP la reforma laboral y la unidad de mercado, no tienen empacho en desafiar a un centro productivo de Martorelles con cerrar e irse a otra planta en la comunidad  de Aragón (quien pudo y puede, utilizará el caso políticamente). 3. La visión estricta industrial: nada confirma que el aire acondicionado para el automóvil sea susceptible de variar mucho con la digitalización de los coches. Alguien está acondicionando un traslado sin explicarlo.