Un proyecto tocado y contestado

Los errores que se han ido acumulando en el proceso de construcción europea han empezado a surgir como problemas del presente y ya no es tiempo de resolverlos. Fue un error que Grecia entrara en el euro y ahora eso amenaza el futuro de la moneda única. El no francés y holandés a la constitución europea en 2005 bloqueó el proceso de unidad política e inició un retroceso que está vaciando el proyecto europeo y hasta su viabilidad económica. El hecho que un solo país, Alemania, mande en la UE sin que ningún otro tenga fuerza para oponerse a sus decisiones, contradice la esencia misma del proyecto y puede terminar haciéndolo inviable.

Lo que sí es seguro es cada vez más europeos rechazan la actual Europa institucional y que son bastantes más que los que apoyan a los partidos radicales de izquierdas y de derechas que crecen en el continente. Donald Tusk, el polaco que preside el Consejo Europeo, acaba de decir que el ambiente político es muy similar al de 1968 y si no exagera en exceso eso puede querer decir que esa oposición se ha convertido ya en un dato relevante del panorama político europeo. La dureza empleada con Grecia respondería también a la obsesión del establishment por reprimir el riesgo de que esa tendencia crezca.