Al contrataque

El embajador sorpresa

Estos son los hechos: el Gobierno sabe a última hora que el 'president' Artur Mas tiene concertada una entrevista con el viceprimer ministro y ministro de Economía belga, Kris Peeters. Es un viaje oficial del presidente de la Generalitat. La embajada española no ha podido evitar la visita, ni forzar la presencia de ningún representante español para que vigile, para que en Europa vean quién manda en Catalunya, que es España. ¿Qué se puede hacer? Se trata de una cuestión de Estado conocer qué puede decirle Mas a Peeters, especialmente ahora que el Govern acaba de publicar el informe 'Crònica d'una Ofensiva Premeditada. Les consecuencias sobre les persones de Catalunya', el 'libro negro' de la recentralización. Hay que dejar claro a las autoridades europeas, que el Gobierno español no cede ni un milímetro, y se pasa la soberanía y la capacidad de tener relaciones exteriores del Govern catalán por el Constitucional, día sí y semana también.

Mas ya ha llegado a Bélgica. Hay que actuar rápido. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo decide enviar a la brava al embajador Matellanes, que lo de la bravura es muy torero. Nada de diplomacia. Que llame al timbre cuando llegue y, a ver si, con dos sonrisas y las credenciales de un Estado, logra meterse en las reuniones que la delegación catalana tiene previstas con las autoridades belgas.

Amadeu Altafaf, el representante permanente de la Generalitat ante la Unión Europea, es una persona amable. Reacciona con cordialidad y habilidad. De manera que, finalmente se divide el encuentro entre Mas y Peeters en dos partes. La primera es la que estaba prevista. Junto a los dos mandatarios belga y catalán, asisten varios asesores. El embajador está fuera esperando que le dejen pasar. Cuando en la primera parte de la reunión ya se hablado de todo lo que se tenía que hablar, se da paso a lo que denominaríamos la segunda parte, y entonces va en busca del embajador y le invita a entrar para que diga lo que quiera. Se habla de economía, así en general, que siempre es un tema muy pertinente en la capital europea, y más ahora, teniendo en cuenta la situación de Grecia. Después, Artur Mas se reúne con el ministro-presidente de Flandes, Geert Bourgeois, y Matellanes desiste esta vez de intentar meterse. A veces resulta duro ser embajador español.

Romper los papeles

Veinticuatro horas antes de esta escena en el corazón de Bruselas, en el parque de la Ciutadella de Barcelona, Enric Millo, portavoz del PP en el Parlament, se sitúa detrás del atril. Ha imprimido la 'Crònica de una Ofensiva Premeditada', a la que nos referíamos antes. Son 102 páginas. Asegura que están llenas de odio. Como si estuviera enfadado, rompe los papeles. El gesto es ampuloso. Demasiado. El tono de voz, enjuto. Ficticio. Previsible.