Tardaron, pero lo hicieron, en convertir al Círculo de Economía de toda la vida en la Diagonal en el Cercle de lo mismo. Cuando se mudaron al local, frente a La Pedrera, la estética mejoró, incluso consiguieron que los socios, al modo inglés, patrocinaran las sillas del auditorio. Han soportado que se les llame lobi empresarial, que nunca fueron. Sufrirían hoy Vicens Vives y Estapé ante semejante calificación. Que además se la cuelguen a Antón Costas clama al cielo, aunque sea gallego y conozca los temporales.

Lo que piensa el Cercle, o sea, su junta -busquen en internet quiénes son y deduzcan si son la opinión empresarial- es que en España está llegando una nueva transición, pero no la de 1975 ni la del 2010. En política, la sentencia del Estatut (gana Mas) y la victoria de Rajoy en el 2011. En economía, que siempre va por delante, pese lo que digan los políticos, se les vuelve a adelantar cómo pueden adaptarse los empresarios a los nuevos tiempos que llegan. De ahí que Costas y su junta propusieran, en vigilia del encuentro de Sitges, un documento que se anticipa a todo lo que se está discutiendo ahora. ¡Cambien de políticas! Hoy lo negará Rajoy, que alcanzo el poder negando a Zapatero. Ni uno ni otro entendieron de qué iba la economía.