El PP prometió en su programa electoral del 2011 un plan de apoyo a la familia como alternativa global al 'cheque bebé' que estuvo fugazmente en vigor durante la etapa de Rodríguez Zapatero, medida que entonces los conservadores criticaron duramente. Ayer, el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó finalmente ese plan, a poco más de una semana de las elecciones municipales y autonómicas. Y, efectivamente, no hay en él un nuevo 'cheque bebé', pero sí un 'cheque pensión': la mujer que haya tenido hijos recibirá, cuando se jubile, un plus mensual según los que hubiera engendrado. Es decir, el Estado pospone el pago de la ayuda hasta 20, 30 o 40 años después de la maternidad de la mujer. Un compromiso a tan largo plazo que parece difícil que pueda ser un incentivo real para fomentar la natalidad ahora, que es cuando las cuentas de la demografía son regresivas. El planteamiento del Gobierno sí beneficiará a las jubiladas de hoy que tuvieron hijos, lo que refuerza el electoralismo que exuda la medida, que además, durante los primeros años de implantación no costará mucho dinero al erario. A mayor abundamiento sobre el interés partidista que ha impulsado el Plan Integral de Apoyo a la Familia, resulta que la mayor parte de las 225 medidas que incluye ya están en vigor. La conclusión no puede ser más deprimente: un asunto serio (en este caso, la ayuda pública a las familias) es usado toscamente como cebo electoral. Que haya precedentes no es ningún atenuante, sino todo lo contrario.
Editorial
El Gobierno, las familias y las elecciones
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