Vía crucis cotidiano

Pasión es una palabra oximorónica que tanto se refiere al goce como al sufrimiento

Primera estación: Suso nace, está condenado a vivir. Segunda estación: Suso carga con su cruz, ha nacido en un barrio de clase baja, en una familia desestructurada, sin opciones reales de progreso. Muchos se burlan de él. Tercera estación: cae por primera vez. Lo pillan alborotando y lo meten en un reformatorio por antisistema. Acepta con resignación el castigo. Cuarta estación: su madre lo acoge y lo consuela con amor. Haga lo que haga, ella cuidará de él. Quinta estación: Simón, un desconocido, le ayuda a encontrar trabajo y hacen camino juntos durante algunos años. Sexta estación: Suso se junta con Vero, que durante un tiempo curará con dulzura sus heridas. Séptima estación: Suso cae por segunda vez, cierra su empresa y lo mandan al paro. Octava estación: Suso reconforta a las amigas que a su vez han venido a consolarlo: «No os preocupéis por mí, preocuparos por vosotras y por vuestros hijos, esto está fatal; hay que cambiarlo». Novena estación: cae por tercera vez; por trabajar en negro es detenido, juzgado y condenado. Décima estación: Suso es despojado de todos sus bienes, le quitan el piso hipotecado. Se queda deambulando por la calle.

Undécima estación: ante la desesperación coge una depresión y cae enfermo. Vive un calvario. Duodécima estación: muere de un colapso a los 33 años en plena calle, sin quejarse. Decimotercera estación: la madre corre a abrazarlo entre lloros. La familia queda desconsolada. Decimocuarta estación: no hay dinero para enterrarlo. Suso es incinerado, los gastos corren a cuenta de un amigo. Decimoquinta estación: el hijo de Suso se hace mayor y decide vengar a su padre.

Pasión, palabra oximorónica que tanto se refiere al goce como al sufrimiento. Pasión, que significa paso, a su vez palabra oximorónica que tanto significa avanzar como detenerse. La vida, esa gran pasión que acaba como empieza.