DOS MIRADAS

Big Ben

Después de un mes en compañía de personajes de ficción (históricos también, pero ficticios al fin, porque intuimos o inventamos más que sabemos), con sus vacaciones improbables y, por supuesto, ficticias, volvemos a los personajes que ocupan la realidad aunque muchas veces pensamos que sus acciones no se alejan mucho de lo que entendemos por invención. Sospechamos, a menudo, que hay, en las bambalinas del teatro, un regidor que marca las entradas y salidas, o un dramaturgo que escribe el guión de la obra.

Ya tendremos tiempo de ver cómo evoluciona todo. Desde el ébola que se extiende y que genera inquietud solo cuando se vuelve vecino de la escalera hasta los turistas, vecinos de la escalera, que se vuelven epidemia y amenazan la salud de los barrios y una mínima decencia ciudadana. Desde el caso Pujol y sus consecuencias políticas, personales y morales, hasta los preparativos de la concentración que debe cambiar (o no) la epidermis, los órganos y los sentidos de este país, con todo lo que viene detrás cuando comience septiembre. Desde la bestialidad de los yihadistas a la perturbación climatológica.

Hace días que están limpiando el Big Ben de Londres. Con dedicación extrema y mucho cuidado. Las cuatro caras. Para poder hacerlo, han parado el reloj a las 12. Una metáfora. Un día de estos volverán a darle cuerda. Todo comienza de nuevo. Las agujas volverán a avanzar después de este lapso donde (casi) nada se ha detenido.