MIRADOR

Un piquito de oro peligroso

Mañana en el Congreso se debatirá sobre la declaración de soberanía aprobada en el Parlament de Catalunya.  A priori, sería una buena noticia. Podría pensarse que por fin se empieza a discutir en serio de cuál debe ser el encaje de Catalunya en España. Pero no, este no será el debate sosegado que merece la propuesta defendida por CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP. Y no lo será porque la iniciativa parte de la hábil Rosa Díez, que en este tablero -como en otros- se ha  instalado en la casilla del cuanto peor mejor.

No esperen que UPD, impulsor de la moción que se planteará mañana, reclame inteligencia a los gobiernos para solucionar el conflicto abierto. Ni tan siquiera un cierto flair play para rebajar la crispación. A Díez le conviene avivar la bronca y si hay que empezar a hablar de suspender la autonomía de Catalunya lo hará. Suya es la frase «a veces, basta con alzar una bandera para descubrir un ejército dispuesto a luchar». Así que no duden de que si alguien insinúa que los tanques tienen que estar preparados, ella se apuntará.

¿Electoralista? Sí, y una estrategia tan legítima como la del resto de grupos de la Cámara cuando presentan también sus propuestas parlamentarias. Pero en este caso es irresponsable y, además, es un ejemplo de cinismo. Otro.

Porque Díez, la gran beneficiada de la crisis en la que se ha instalado la política, lleva más de tres décadas viviendo de ella. Hay que reconocerle que la cosa tiene mérito. Que sea ella la que logre recoger una parte del voto antisistema debería ser motivo de una tesis doctoral.  Tiene «un buen concepto» de ella, y no es para menos, viendo la progresión que le auguran las encuestas. Puede presumir de una indiscutible capacidad oratoria que para sí quisieran la mayoría de parlamentarios. Y a partir de ahí, bajo el paraguas de la España grande y uniforme, va cosechando votos, a diestra y siniestra. Su mejor baza es el ataque a los nacionalismos, sea al vasco (pese a haber compartido gobierno en Euskadi con ellos y haberse resistido a romper el pacto con el PNV) o al catalán: «El nacionalismo es la ruina para Europa y para España». Lo dicho, un piquito de oro.

Si no cambian las perspectivas electorales, UPD podría incluso convertirse en la tercera  fuerza del Congreso y quién sabe si ser decisiva a la hora de sustentar parlamentariamente al nuevo Gobierno. La buena noticia es que, si gana el PP, Mariano Rajoy intentará esquivarla dado que, como ha demostrado en más de un duelo parlamentario, la diputada vasca es una de las que más le saca de quicio. Si llegase primero el PSOE, el obstáculo sería la animadversión mutua entre Díez y los socialistas.  Piquito de oro... y peligroso.