tú y yo somos tres

El peculiar abogado defensor

Ana Pastor inició temporada con Gómez de Liaño (La Sexta). / periodico

Nos ha gustado mucho en casa ese arranque deAna Pastorentrevistando al abogado deBárcenas, el letradoJavier Gómez de Liaño. ¡Ahh! Este jurista es una criatura de trayectoria sugestiva y pintoresca. Su figura es tan analizable como la de su propio cliente. Es verdad que los focos de la actualidad están sobreLuis Bárcenas, y como es natural la entrevista deAnaha sido sobre su defendido, el famoso extesorero del PP ingresado en Soto del Real. Ha resultado pavoroso constatar, a través de las preguntas y respuestas, ese grado de colosal martingala de ordenadores con discos duros que resulta que el propio PP ha borrado, de secretos y pactos delirantes, de mentiras a granel por todas partes, y de cintas de video de las cámaras de seguridad que están desaparecidas o extraviadas. Pero al margen de que la gran estrella esBárcenas, me resisto a que la personalidad de su abogado defensor quede subsumida, o tapada. Viéndole ahí sentado frente aAname he acordado de cuando era tremendo juez de instrucción de la Audiencia Nacional. Y de cuando fue apartado acusado de prevaricación. Y de cuando el presidenteAznar le echó una mano para que pudiera volver a ejercer de abogado. Y de los casos más famosos que ha defendido desde entonces, llamativos procesos sobre gente del hampa, traficantes, blanqueadores de dinero -desde las mafias de la noche de la llamadaoperación Edén, hasta el capo ruso-georgianoKalashov-, y hay que reconocer que este exjuez, hoy abogado, se ha especializado en la defensa de chorizos importantes, lo cual es una deriva, o progresión, en su trayectoria profesional realmente meditable. Hubo un momento, fantástico, cuandoAna, alucinada ante esa destrucción de discos duros y cambiazos variados que segúnGómez de Liaño el PP ha perpetrado sobre los ordenadores deBárcenasy sobre las cámaras de seguridad de la calle Génova, que advirtió con deliciosa ingenuidad:«Es sorprendente que ante esta destrucción y esta obstrucción a la Justicia ustedes no se planteen querellarse». YGómez de Liañorespondió con una pasmosa tranquilidad:«No es sorprendente. La misión de un abogado defensor es defender, no acusar».

¡Ahhh! Es colosal la transmutación de este letrado. Cuando era juez procesaba con una alegría bárbara. Y ahora que es defensor parece no acordarse que la mejor defensa es un ataque. Sobre todo cuando el ataque está fundado y justificado.