Rousseff sube la apuesta

La presidenta brasileña retoma la iniciativa para convertir su derrota parcial en victoria

Rousseff durante su reunión con gobernadores y alcaldes brasileños, este lunes. / EVARISTO SA (AFP)

Dilma Rousseff quiere convertir su derrota parcial en victoria y por eso subió la apuesta con el deseo de retomar la iniciativa política. Lo primero que hizo fue recibir a dirigentes del Movimiento por el Pase Libre (MPL), que lideró las protestas callejeras que anularon el aumento de las tarifas del transporte público. Luego, formuló un anuncio que desconcertó a los medios y a la oposición. Los brasileños deberán responder a través de un referendo sobre la pertinencia de convocar a una asamblea constituyente que permita hacer las enmiendas que amplíen los mecanismos de participación popular "y los horizontes de la ciudadanía".

La presidenta miró fijo a la cámara, como si apuntara a los ojos de la nación, y añadió: "Las calles nos están diciendo que quieren que el ciudadano, y no el poder económico, esté en primer lugar", dijo, al hacer un balance más preciso de los días que remecieron a Brasil. El país, sostuvo, está "maduro" para afrontar estos desafíos y establecer un nuevo consenso sobre asuntos que vitales para los ciudadanos y que fueron los disparadores del malestar: la cuestión fiscal, la sanidad, el transporte, la lucha contra la corrupción, la educación y una reforma política que resuelva los problemas de representación denunciados por los manifestantes, antes que el sistema republicano caiga en el descrédito. Este último asunto le va como anillo al dedo al Partido de los Trabajadores (PT). Ha venido planteando desde siempre la necesidad de la reforma. Siempre chocó de bruces contra la realidad. Ni siquiera sus aliados de centroderecha en el Congreso se han avenido a discutir ese escenario. La calle ha permitido instalar otra vez, y con otra vehemencia, el debate.

Respuesta opositora

La oposición no se demoró en mostrar sus colmillos, y acusó a Rousseff y al PT de querer atropellar al poder legislativo. "Es una competencia exclusiva del Congreso llamar a un plebiscito", le recordó el líder del Partido de la Social Democracia de Brasil, y aspirante a las presidenciales del 2014, Aecio Neves. Lo que está haciendo Rousseff, dijo, es "desviar la atención" al instalar posibles escenarios "que no responden a los deseos de la población". El Supremo Tribunal Federal tampoco apoyó el anuncio de Rousseff. La presidenta se está reuniendo con todos los prematuros impugnadores para convencerlos de las urgencias.

"A menos que se desee convertir las protestas callejeras en animadas conversaciones de un bar en las que los muchachos de hoy les contarán a sus hijos y nietos de hazañas, es útil para encontrar una manera de sacar al país de manera democrática el consenso y el respeto a las diferencias. La Constituyente propuesta puede ser una manera de salir de una situación de bloqueo que está lejos de terminar", consideró, no obstante, Paulo Moreira Leite, columnista de la revista 'Istoe'.

Reivindicación principal

Los gestos de la presidenta tampoco han conformado al MPL que, en las últimas tres semanas de agitación, ofreció pruebas fehacientes de que no es un mero satélite del PT, como se llegó a decir. "No estamos satisfechos, fue un diálogo abierto importante, pero vimos que la presidencia no está completamente preparada. No presentó concretamente un programa para cambiar la realidad del transporte en el país", dijo Marcelo Hotimsky, uno de los que participaron de la reunión. El MPL volvió a defender su reivindicación principal: arancel cero en el transporte público. La decisión de avanzar en esa dirección es del Gobierno. "El transporte, así como la salud y la educación, es un derecho, y por lo tanto no debería haber tarifa, no debería ser cobrado", añadió Hotimsky.

Las negociaciones y situaciones de tensión no se disiparán de un día para otro. Nadie puede garantizar, incluso, que el espacio público se pueble otra vez de indignados.Cada protagonista de estos hechos trata de no romper el muy frágil equilibrio de las últimas horas. El gobernador del Estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, del PSDB, anunció que el precio de los peajes de las carreteras no subirán este año. "Estamos asumiendo este coste a través de una serie de medidas para reducir el gasto", dijo, con ánimos de bombero. Alckmin, como Rousseff, también está recibiendo a los díscolos. No es para menos: se trata de otro de los presidenciables de los comicios del 2014. Pero la contienda está lejos en el tiempo. Mientras tanto, aquí y ahora, en Río de Janeiro, donde cada minuto hay una novedad, los estudiantes definirán si salen a la calle durante la final de la Copa Confederaciones y se acercan al estadio Maracaná, que en pocos días pasó de ser símbolo de la opulencia y el progreso para convertirse en la metáfora del gasto público indebido y la corrupción.