El derecho a decidir se ha convertido en la nueva ambigüedad del catalanismo. En este eufemismo se sienten confortables los que reclaman el derecho a la autodeterminación y los que quieren federarse con España. Es un mínimo común denominador queMas asumió como propio tras la manifestación de la Diada mientras el resto de partidos lo han convertido en el axioma sobre el que construyen su posición en la cuestión nacional catalana. Viven en el elefante deMas.
Visto el asunto desde Barcelona, está claro que la mayoría -que no la totalidad- de la sociedad catalana quiere decidir qué tipo de relación política establece con España. Para esa mayoría el marco autonómico quedó superado tras el fracaso de la reforma -legal y pactada- del Estatut y la independencia es impensable fuera de la UE. Por esemainstreamdiscurrirá la política catalana en los próximos años. Con la ERC deJunquerasen vanguardia, con el PSC deNavarroen la retaguardia y conMas marcando el paso.
Visto desde Madrid, la prioridad parece ser posponer el asunto porque el tema de la soberanía rompe todavía demasiados moldes de la transición. Como siempre, las fuerzas bienpensantes de la capital -poco dadas a escuchar lo que pasa en Catalunya antes de explicar lo que se debe hacer- identifican a los catalanes con la cúpula convergente. Y se equivocan. Dar largas a este asunto no hará otra cosa que perpetuar a CiU en el poder de las instituciones catalanas. Por eso hacen bienNavarroyHerreraen entrar en el debate. Primero, porque una parte de sus votantes quiere decidir. Y segundo, porque sacar aMasde la ambigüedad independentista es la única manera de quebrantar su hegemonía política. Salvando las distancias, es lo que hizoMaragallcuando abanderó la reforma del Estatut ante unPujolatado de pies y manos aAznar.
Seriedad
El único problema de todo este tejemaneje es que la sociedad catalana pronto llevará una década sometida a un permanente debate constituyente. La gente quiere decidir pero llegados a este punto quiere que le aclaren lo antes posible sobre qué y cómo.